Por Rogelio Rivera Melo.
A pocos minutos de que comience otro día, uno debería ser capaz de olvidar el avance del reloj y enfocarse no en lo que se dejó atrás, sino en la promesa de lo que puede traer el futuro. Lo que queda al final es, a veces, lo que más nos satisface. El remanente es el premio que solo pueden alcanzar aquellos que son pacientes.

Lo que queda del día.
Este texto fue escrito en el marco del reto de Escritura Creativa del Reto del Mes: Septiembre.