Por Rogelio Rivera Melo.
Una constelación es un cúmulo de estrellas que, cuando se agrupan de una manera determinada, significa algo para alguien.
Levantaban la vista en una oscura noche para contemplar el cielo estrellado en todo su esplendor. "¡Mira!", decían. "Ahí, hacia el norte, se ve una osa perseguida de cerca por su osezno". Rebuscando por el sur podían adivinar el contorno de un gran cazador o el contorno de un centauro que lanza flechas al aire.
La humanidad siempre ha gustado de unir puntos de referencia estelares para representar una multitud de seres mitológicos, animales fantásticos o héroes milenarios.
Cada estrella es parte importante de una constelación. Diez o doce astros forman un toro, un carnero, una fuente… una historia compleja que se desarrolla eternamente en el cielo nocturno.
¿Qué somos sino estrellas? La historia personal que se entrelaza con otras diez, doce, veinte. El diminuto punto de referencia para que alguien más nos utilice como guía, como advertencia, como consejo.
No importa lo luminoso que una estrella sea, la grandeza verdadera viene por la manera en la que se une a otros astros para formar algo mayor.
Las estrellas que brillan en solitario son bellas e importantes. Las que destellan en conjunto son legendarias.
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Este texto fue escrito en el marco del reto de Escritura Creativa del Reto del Mes: Septiembre.