La Retórica de lo Trivial LXXV

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Seamos sinceros. En sí, una boda no es tan diferente de un divorcio. Al principio, hay un juez. Dos personas – los contrayentes – son los héroes. Los testigos en un lugar de honor, padrinos y familiares acuden por igual. Algunos con alegría; con pesar, otros. Y luego la fiesta. El festejo. La conmemoración de una aventura que inicia.

Y, al final, hay un juez. Dos personas – el demandante y el demandado – son los antihéroes. Los abogados en un lugar de honor. Las familias toman partido. Algunos con alegría; con pesar, otros. Y luego, la fiesta. El festejo. La conmemoración de una aventura que acaba.

En una boda todo es glamour. Los detalles, esos en los uno pone tanto cuidado, tanto esmero, al casarse, son cambiados por los puntos y las comas, en su posición exacta dentro de las cláusulas de las peticiones, las exigencias y las concesiones a las que uno se somete cuando se divorcia. En una separación legal ya no existe el lustre de la noche de bodas. Pero están ahí el celo y la búsqueda de algo. Aunque no sepa, a ciencia cierta, qué es lo que se busca.

Dice la sabiduría popular (mi madre) que uno cree conocer a la persona con quien se casa, pero que uno solo la conoce en el momento en que se divorcia. Y, tristemente, es cierto. En el asunto ese de las separaciones legales, de las desvinculaciones materiales, así como en la política mundial, no hay amigos ni enemigos, solo intereses. Nada es personal, querida. Es simple conveniencia. Aunque nos resulte tan agradable como una coz de mula en el bajo vientre.

El escenario cambia. Los actores son los mismos, pero ya no son dos personas que se aman las que se enfrentan a un trámite legal. El amor ya no tiene cabida en la situación. Y los que una vez fueron aliados se convierten en antagonistas en una batalla. Algo así como una emulación a Hitler y a Stalin en la Segunda Guerra Mundial. Se acabó el romance.

Cuando uno se divorcia, por primera vez en toda la relación, se está frente a la verdadera naturaleza de la persona con la que uno se casó. Se muestra, en todo su esplendor. Cero caretas. Ojalá ambas partes pudieran ver esa faceta del otro antes de comprometerse a vivir juntos por la eternidad. Se ahorraría uno muchos sufrimientos, muchos centavos y sobre todo, muchas peleas internas. De conciencia. De recuerdo. De complacencia y de la falta de ella.

Si me preguntas, lector, lectora, cómo me siento hoy, justo en este momento -con la ganancia de un convenio mutuo de divorcio y de una resolución aprobada por el juez, y sin un porcentaje de mi dinero, sin casa, sin auto– podría contestarte de dos maneras diferentes. La negativa: “Me siento como cuando se termina el saldo en el crédito de tu tarjeta”. La positiva: “Me siento como un hombre nuevo. Como si hubiera renacido”.

Hace catorce años, cuando me casé, no estaba en mis planes divorciarme. No lo hubiera concebido jamás… Nadie que se casa lo hace. Pero los tiempos cambian. Las personas cambian… Las circunstancias y la vida… (Pero esas historias quedan pendientes – algún día las escribiré. Hoy no).

Hace catorce años comencé – comenzamos – una vida desde cero. Yo tenía 22 años. Hoy. Hoy tengo más experiencia. Más fuerza. Más motivación. Más ganas de aprender. Y, sobre todo, mucho más que enseñar. Hoy soy más yo. Y ¿saben qué es lo mejor? Sé que lo mejor está por venir.

Hubo algo que me sorprendió mucho; algo que me causó – ¿porqué no decirlo? – un gran placer. Platicando sobre el trance – amargo, lo confieso – por el que estoy pasando, alguien me dijo… “Wey, lee Heroísmo Agonizante”. Y entonces sonreí. Sigo con esa sonrisa en el rostro.

Amigos, amigas, eso es lo mejor de esta realidad. Que no estoy solo. Que están ustedes. Y está la vida. Lo demás (el dinero, la casa, el matrimonio, la historia), como todo en esta vida, quedará en el recuerdo. Mío o de alguien más. Y estará bien. Todo estará bien.

Veremos.

Post-scriptum: Dos consejos desinteresados y una pregunta interesada.

Se gasta mucho más dinero en un divorcio que en una boda. Si usted aún no se ha casado – no olvide hacer que los padrinos firmen una cláusula de escape. Quizá le resulte conveniente que, así como lo apoyarán para la boda, también lo hagan para el divorcio. Uno nunca sabe.

Si lo nombran padrino/madrina de bodas de alguien, corra. Tal vez sea lo mejor. No lo vayan a culpar (a posteriori) de no haberse dado cuenta de todos los defectos –ahora tan evidentes- de su ex.

Ahora… Si alguien recuerda quiénes fueron mis padrinos, favor de anotarlo en los comentarios. 

Categorías: Reflexiones | 10 comentarios

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10 pensamientos en “La Retórica de lo Trivial LXXV

  1. Que digo yo: todos los naceres son un poco traumáticos, y si no que se lo pregunten a un neonato. Los re-naceres también tienen algo de dolor, de sacudida, de incertidumbre, de miedo. Pero, qué carajo, así llegamos a la vida, ¿no? Pues, si hay que cambiar de vida, se cambia. Y a seguir riendo.

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  2. Doppelganger Zu

    No me he casado, pero viví el divorcio de mis padres en vivo y a todo dolor, quizá porque ya era adulto la perspectiva fue diferente… Desde encontrar un abogado que te asesore y que te traduzca esos puntos, esas comas en palabras entendibles por cualquier ser humano… Nota al margen, cuando redactas se te olvida el mas comun de los sentidos, y más si es un documento de tintes legales…

    Afortunadamente creo fervientemente que así como te llegan los problemas de golpe, también siempre te llegan las guías de como atacarlo o aquellos que te guian a seguir avante, y así, tuvimos un super angel de la guarda que nos puso en contacto con un abogado que en terminos secos y directos le dijo a mi señora madre: Adela, y bueno, a todo esto, qué es lo que quieres…
    Y mi mamá se quedó fria…

    Más de veinte años de convivencia, de ilusiones, de desarrollo y tambien de sinsabores se redujeron a, ¿qué es lo que quieres?
    Y solo atinó a decir, mi tranquilidad…

    Años despues, vendría la tranquilidad, pero a causa de otras razones que cuando un Heroismo Agonizante lo amerite compartiré…

    Eso me tocó vivir del lado de mi madre, pero años después entendería el lado de mi padre…

    No soy quien para juzgar o definir quien estuvo bien, quien estuvo mal, simplemente escucho y analizo y comparto…

    Y puedo decirte que del lado de mi padre lo que obtuvo de su divorcio fue un ejercicio fallido, si así es, a pesar de que pensó que con su nueva vida todo sería miel sobre hojuelas o quizá al menos una relación menos aspera, la verdad, es que la realidad supera la ficción y en muchos momentos ha pasado mas sinsabores de los que inicialmente pensó…

    Bien, se puede poner todo en la balanza y decir, quien gana…
    y creo que en un divorcio, todos pierden…
    se rompe ese equilibrio que aunque a veces pesa mas en uno de los dos extremos de la balanza, cuando una relación es fértil y comprometida se puede solucionar…

    Y conozco tambien casos que llevan años divorciandose pero así como lo dicen, lo dejan de hacer porque saben complementarse…

    Así que en resumen amigo, mi lector favorito…
    Sabes que te aprecio y te acompaño en esta resolución…
    Es bueno ser optimista… pero es mejor estar conciente de que comienza una nueva etapa de tu vida, y si para algo se requiere, sabes que estoy contigo en ella…

    Y como alguna vez nos preguntaron…
    Hasta el mismito infierno y más allá…

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    • Hermano. Si mal no recuerdo tú fuiste uno de los que estaban ahí, junto a mi, en ese momento tan importante. Y sigues aquí. Gracias por ser. Gracias por estar.

      Hasta allá. Y de vuelta. Siempre.

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  3. Maru

    Nadie se casa pensando en divorciarse…eso piensas la primera vez, la segunda eres más realista, ya sabes que los tiempos y la gente siempre pueden cambiar….felicidades por el inicio de una nueva etapa en tu vida, aquí estoy =)

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  4. Omar Pliego

    Estimado amigo:

    Empezaré por definir «divorcio» el cual no significa un rompimiento o el fin de una historia, ya que esa historia ya estaba rota o se había terminado tiempo antes, puesto que el divorcio sólo es la firma de un documento contractual, que ambas personas están de acuerdo en relación a cuestiones materiales.

    Pero en esta época de equidad e igualdad de género estoy encabronado porque yo no he podido firmar ese documento que me libera de una persona con la cual obtuve un contrato y desde los primeros 6 meses nos dimos cuenta que no eramos compatibles ni teníamos empatía por una vida juntos y mucho menos teníamos caminos juntos. Pero el detalle es que yo soy un «cabrón» que no quiere darle di un puto chicle partido por la mitad a esa persona, y comentaré la historia el porque de mi comentario. El día de la boda la cual pagaron mis padres era un evento en grande alrededor de 1000 personas ya saben, música en vivo, la banda tocando por mas de 8 horas todos trajeados el jardín hermoso, y en eso que llega el juez a casarnos (nos casamos en el pueblo de mis padres), y yo le dije al juez que me queria matrimoniar por un contrato de bienes separados y así fué. En eso se me perdió la novia y la madre de la novia las cuales se fueron al final del jardín ellas solas y por fortuna mi madre estaba muy cerca y escucho como le decía su madre a la novia que porque había permitido el matrimonio por bienes separados, si ellos lo que tenían planeado era que nos casaramos por 6 meses o máximo un año y después pedir el divorcio y quitarme la mitad de todo lo que le pertenecía a mi familia.

    Y ese el real motivo por el cual no he firmado dicho documento, ya que varias veces e insitido en ello y ella me pide cosas extraordinarias para la firma por ejemplo, una pensión alimenticia de 20 a 30 mil pesos mensuales cuando solo tenemos una hija.

    Se me hace injusto tener que pagar un impuesto por ser una hombre libre para poder decidir estar con quien amo profundamente.

    En fin un divorcio, no es la firma es el fin de una historia de amor.

    Y el divorcio de mis padres, fué algo muy civilizado al final porque al principio tambien era una lucha por ver quien se quedaba con las casas, los autos, el negocio familiar, las vacaciones, pero al final mi padre resultó conciente y llegaron a un buen arreglo.

    Felicidades por el divorcio, ¿Cuando te hacemos tu fiesta?

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  5. Alvaro Lobo

    Enfrentar un proceso de divorcio, es complicado para la pareja, pero alguien se pregunta, por esos invitados que no estuvieron presentes en la boda pero que si asisten al divorcio (es decir ¿y los hijos?) ellos lo sufren igual o más y sobre todo si son menores.

    La verdad es afortunada la pareja que decide separarse por que se dieron cuenta de que no son compatibles o que X o Y es un patán dentro de la relación, siempre y cuando no hay hijos de por medio, ahí pudiste ver lo bueno y lo malo de tu pareja y decir ya no quiero seguir con esto; por que cuando hay menores muchos no se dan cuenta de que quieran o no están unidos para siempre con esa persona que te diste cuenta que no es para ti o no te gusta su forma de ser y lo peor no es saber que siempre estará ahí aun cuando no lo quieras ver «nunca más», sino que al final tienes que hacer lo imposible por seguir tolerando a esa persona que será el «papá/mamá» de tu hijo.

    Para los que no son casados creo que lo primero que deben tomar en consideración es que no debes buscar a la persona más atractiva, sino a la persona con la que más te entiendas, que la comunicación debe existir siempre, por que esto es un trabajo en conjunto, y otra cosa, esto me lo dijo la juez cuando me case y lo comparto «crea tus propios hábitos y costumbres, no los de casa de los papás del novio o de la novia, sino los suyos propios,» y si decides tener hijos pues ve por ellos cuídalos, entiéndelos, atiéndelos por que una vez que llegan lo mas importante ya no eres tu ni tu pareja, claro que tienes que estar bien para que tu familia este bien, pero es hora de fijar prioridades.

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  6. Lo verdaderamente importante se queda y alimenta tu vida, esos 14 años seguramente también te enriquecieron con muchas cosas y experiencias, aprecia y valora ese tiempo por que lo que viviste es parte de lo que hoy eres, Y agradece porque como bien dices lo mejor esta aún por venir. Y procura desechar lo malo, ese sabor amargo de conocer la peor parte de tu expareja, porque muchas veces el dolor de «perder» nos hace ser la peor versión de nosotros mismos, El dia que voltees y sonrias al recordar algún momento de estos años, sabrás que valió la pena, incluso este episodio que concluyes. Te mando un abrazo, y si hay que celebrar porque sentirse rejuvenecido es un excelente motivo para hacerlo.

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  7. Diego Álvarez

    Yo estoy viviendo un proceso de divorcio desde hace un año… Palabras más, palabras menos, quizá las razones de un divorcio no sean más que lo no dicho de un acuerdo pre nupcial…

    Sin embargo, el divorcio en sí cala, te marca de una forma que no pensaste ni imaginaste y más cuando provienes de una familia conservadora que te dice que el casamiento dura hasta la muerte…

    Para mi fortuna (que no desgracia) desde la adolescencia no comparto la idea conservadora-religiosa sobre el atarte a una persona hasta el final de tus días… Esto y otras divergencias en mi pensamiento e ideología me han salvado de sentirme estigmatizado por mi propia familia.

    Además, si se toma en cuenta que un divorcio, generalmente se realiza cuando dos personas no se encuentran o llegan acuerdos, es incluso más difícil cuando es una de estas personas que se casan la que no se encuentra a sí misma, cuando deja de ser quien era, para convertirse en otro ser, enmascarando sus gustos y preocupaciones para satisfacer el deseo del otro. ¡Caray! eso es alienarse que no otra cosa…

    De alienados habemos o hubimos muchos en el matrimonio…

    No puedo decir que soy una persona completamente libre ahora (cabe aclarar que todavía no firmo el acuerdo de divorcio) pero sí lo soy al interior de mi pensamiento, al educar a mi hijo y al expresarme…

    ¡Pero si puedo asegurar que soy feliz! Cuando me despierto en la mañana y me veo al espejo, puedo decirme, con toda sinceridad… ese eres tu….

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  8. Nallely Hidalgo

    La gran diferencia son las emociones y los sentimientos involucrados en ambas situaciones.
    La última vez que te ví fue el día de tu boda y nos volvemos a encontrar ahora en nuestros respectivos divorcios.
    Siempre hay algo que celebrar. Todo es cuestión de actitud!

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  9. Elizabeth Romero Sánchez

    Pues yo me divorcié hace 13 años. En su momento, puedo recordar que en sí el trámite fue sencillo, rápido, sin problemas y sucedió un día cualquiera costándome sólo $1,100 pesos ( Que pagué yo, porque aquel me dijo que él no pagaba nada ).
    Creo que lo duro realmente fue todo lo que causó dicho divorcio y ese sentimiento de «fracaso» que en su momento dolió.
    Después…fácil fue un año de «luto» en el que no quería saber nada del mundo….porque el mundo que yo había concebido pues ya no existía…
    Y hoy….lo único que puedo decir, es que fue la mejor decisión y si me preguntan en qué fecha me casé o me divorcié no recuerdo las fechas exactas ni mucho menos. Es un tema ya digerido, asimilado y olvidado…

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