Archivo diario: 25/04/2012

La Retórica de lo Trivial XVIII. Por Rogelio Rivera Melo

ESOS AMIGOS-DESCONOCIDOS.

“Joaquín quiere ser tu amigo” decía la notificación… ¿Y quién carajos es Joaquín? Así que en vez de confirmar, di doble click en “Ver Perfil”.

Hace unas semanas, leí un comentario en una de las redes sociales… “No sería sorpresa si en los próximos años, la totalidad de nuestras interacciones sociales van precedidas por una @…”

Debo darle la razón a quien lo escribió. Sé que es una persona inteligente. Conozco sus aficiones, sus pensamientos, sus gustos. Digamos que, sin haber tenido un contacto físico, puedo decir que es una persona a la que conozco. Sé muchas cosas de ella porque “estoy suscrito” a sus actualizaciones.

En tiempos de mis abuelos, tener una suscripción a algo implicaba tener una visita (diaria, semanal o mensual) por parte del cartero – quien dejaba algún tipo de documento en el buzón. Así se enteraban de las cosas que pasaban en otros lugares. Recuerdo las pilas y pilas de papel periódico que se acumulaban en casa de don Alfredo, padre de mi padre.

Hoy puedo imaginar la cara que pondría mi abuela si le contara que estoy infringiendo la máxima de seguridad de sus tiempos: “Nunca hables con desconocidos”.

Así son las relaciones sociales que tenemos hoy. En lo  personal, las redes sociales son una gran ventaja. Tengo que confesar que a través de este medio – el de la comunicación electrónica – la relación que tengo con mis amigos se ha potenciado.

He encontrado personas a las que hace años no veía (es más, seré sincero –  personas que ni recordaba) y que, si no fuera por las redes electrónicas, hubieran permanecido ahí… en el limbo entre el recuerdo y el olvido. También puedo mantener un contacto constante con personas que viven al otro lado del mundo, con las que estudié hace tiempo. Y que, probablemente, no hubiera vuelto a ver. Ahora veo frecuentemente a amigos de toda la vida, a los que por tiempo y espacio no podría ver de otra manera. Y cuando los invité – en línea – al festejo de mi cumpleaños, no me indigné cuando no pudieron ir. Sé que la vida ya no nos permite interactuar físicamente… pero que ahí están las redes para remediarlo. Recibí sus felicitaciones en mi “muro”.

Una cosa que me asombra es la existencia de conocidos desconocidos. Tengo varios en mi “lista de amigos”. Personas que no conozco físicamente, pero que por afinidad de intereses, gustos, comentarios, hemos desarrollado una interesante relación virtual. De intercambio de conocimientos, escritos, información. Personas de otros lugares, tan lejanos como Ciudad Satélite, Guatemala, Suiza o Rusia. Gente que leerá estas líneas que ahora escribo. Fotógrafos, periodistas, diseñadores, militares, escritores, lectores, coleccionistas. A los que nunca hubiera conocido si no fuera por este medio.

Ray Bradbury alguna vez dijo que la cultura actual, y la época en la que vivimos, es tan rica en basura como lo es en tesoros. Tengo bien claro que hay una gran cantidad de cosas negativas en el uso de las redes sociales… Una amiga se casó con un tipo que conoció en el HI5… ¡Imagínenlo! ¡En el HI5! ¡Ni siquiera esperó al Facebook!

Pero en estos momentos, donde “googlear” es un verbo, cuando existe una sobresaturación de información gráfica, escrita, social y hasta sexual, podemos leer lo que escribe alguien al otro lado del mundo, escuchar tipos de música que la que ni siquiera sabíamos de su existencia y compartir tantas cosas positivas como nuestra imaginación lo permita.

Hemos creado un espacio de intercambio de información donde lo que sube, ahí se queda. Hasta que un supervirus, Anonymous o la CIA, lo decidan. Pero ¿saben? Me da gusto vivir en esta época.

Y cuando veo en las redes sociales que el Joaquín, hermano de Alfredo, mi abuelo, me pide ser su “amigo”, no puedo más que esbozar una sonrisa. Quizá lo acepte.

Veremos.