La Retórica de lo Trivial XVI. Por Rogelio Rivera Melo
Lobo, ¿estás ahí? o la lucha contra nuestros miedos…
Pedí que me llevaran al cine. Y me llevaron (Gracias, cómplice. Soy tu fan).
Fuimos a ver una película que pudiera clasificar como de suspenso y acción. Pero que analizándola me dejó una sensación extraña. Preguntando a varios conocidos que la han visto que les pareció, las opiniones resultaron divididas. Permítame explicarle.
El filme en cuestión es “The Grey”, llamada en México “Un día para sobrevivir”, (¿QUIÉN CARAJOS TRADUCE LOS TÍTULOS DE LAS PELÍCULAS?, es una duda que he tenido por muchos años), dirigido por John Carnahan y con Liam Neeson como estelar. Y muchos lobos. Lobos grises, y por eso la película se llama así en su título original, “Los Grises”.
La reseña que ocupan en los cines para promocionarla dice así: “Ottway (Liam Neeson) es un líder de un indisciplinado grupo de trabajadores en una refinería en Alaska. Él y su grupo deciden tomar unos días libres durante el invierno y toman un avión que inesperadamente se estrella en las montañas. Los supervivientes, expuestos a heridas mortales y a un tiempo inclemente, disponen de pocos días para escapar de los gélidos vientos y de una feroz manada de lobos cazadores antes de que sea demasiado tarde”.
No le hagan caso al párrafo anterior. Por favor. La película no se trata de eso. Pero la recomiendo ampliamente.
No les arruinaré la función – si es que deciden verla – contando el final, ni la trama. Pero quisiera hacer un ejercicio de reflexión personal sobre lo que me dejó esa hora y media en el cine.
Una vez, una amiga que, en ese momento, atravesaba por un escabroso proceso de divorcio me dijo esta frase “La vida es una mierda, y después te mueres”. Y me quedé pensando. Al principio me negué rotundamente a creer tal afirmación. No puedo negar que la vida no siempre es color de rosa. Que se parece mucho a escalar una cadena montañosa – que tiene sus bajadas, muy empinadas, y que para llegar a la parte alta uno tiene que sudar, bufar, cansarse, tan solo para estar un momento, admirar el paisaje y volver a bajar. Eso lo sé. También sé que cuando uno está abajo, la vida parece conjugarse para hacer las cosas difíciles. Incluso hay días en que digo, “esto es una mierda”.
Pero también sé que hay que dar pelea. Incluso cuando todo parece estar perdido… Muchas veces he leído sobre situaciones desesperadas donde la mera voluntad cambia la balanza de la vida a favor de quien lucha.
Sabemos que hay momentos malos en la vida, pero creo firmemente que en su conjunto, no debe ser tan mala. Y está en nosotros hacer que lo negativo de la vida nos resulte, a fin de cuentas, algo positivo.
Los miedos, los problemas, los lobos, están ahí. Siempre dispuestos a saltar sobre nosotros, a devorarnos… Y a veces, en nuestra inocencia nos vamos a meter a «la maldita madriguera», justo ahí cuando donde podemos decir – sin temor a equivocarnos – “la vida es una mierda”. Pero la diferencia radica en la manea en que nos plantemos ante la adversidad.
De eso se trata la película. Por favor, cuando la vean, coméntenla. Quisiera saber, de verdad, qué les pareció.
Termino esta reflexión con una frase que utilizamos constantemente en mi negocio (disculpen si no cito la fuente – si alguno de ustedes la conoce, por favor comparta con nosotros):
“Donde hace falta el espíritu combativo, todo lo demás está de sobra”.
Veremos.
Yo también soy el que soy. 
Heroísmo Agonizante 101 (Sólo para principiantes) 