«El principal objetivo en la vida es simple: identificar y separar los sucesos para poder establecer de manera clara cuáles son los externos fuera de mi control y cúales tienen que ver con las elecciones que puedo controlar. ¿En dónde tengo que buscar la bondad y la maldad? No en lo externo, sino en las decisiones que me son propias». Epicteto, Discursos, 2.5.4-5

El hombre en busca de equilibrio.
Es normal sentir enojo cuando las cosas no salen como uno desea. O frustración. O tristeza. O un cóctel de todos los sentimientos maléficos que uno puede expresar.
Les explico.
Estoy escribiendo este texto en una oficina helada. Por cuestiones externas a mi, tuve que quedarme en la ciudad mientras los demás se encuentran de fiesta en un clima tropical que me encantaría poder disfrutar. Digo, están de vacaciones y yo no. Fin.
Ahora, no hay nada que pueda hacer para cambiar eso. Aquí estoy porque tengo que estar aquí. Pero en todo el asunto hay algo sobre lo que sí puedo decidir: el modo en que me enfrento a la situación.
No importa el tamaño del berrinche que haga (o hice), ni la cantidad de insultos que proclame (fueron muchos) o de maldiciones que lance (a nadie se le va a poner verde el pipí), aquí seguiré.
Entonces (después de analizarlo por todos lados) me vienen a la mente las palabras de los filósofos estoicos.
El filósofo Epicteto lo manifestó en sus Discursos: la diferencia entre una vida sencilla – y quizá más feliz – es poder diferenciar entre esas cosas que podemos controlar y aquellas que no. Si logramos aprender esa sencilla lección y a aplicarla en todos los aspectos de nuestra vida, mantendríamos una tranquilidad ecuánime. Estoica.
Y elijo la ataraxia. Decido estar tranquilo – feliz, incluso – sabiendo que la situación no será eterna, o que mis seres queridos están contentos disfrutando eso que yo no puedo. O que podría estar en una situación mucho peor. Uno siempre puede estar peor. Y siempre hay situaciones peores en las que uno puede estar hasta el cuello.
¿Qué vale tanto la pena cómo para cambiar nuestra tranquilidad mental a un estado de caos y lucha interna? Es una pregunta que vale la pena hacerse cada vez que algo nos molesta.
Aceptar lo externo y decidir sobre lo interno. Ese es el desafío. Conquistarse a si mismo. Autogobierno.
Nosotros decidimos – bien o mal – sobre nuestra respuesta a todas esas cosas sobre las que no tenemos control. Y esa decisión nos da la ventaja de elegir no desgastarnos, ni enfocar nuestras fuerzas en una pelea que no vamos a ganar.
Estimado lector, querida lectora… ¿Qué te molesta hoy? ¿Puedes cambiarlo? Sea cuál sea la respuesta, hay que buscar el equilibrio entre lo interno y lo externo. Suena fácil, ¿no?
Veremos.
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Texto y Foto por Rogelio Rivera Melo.
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