
El reto de noviembre es “30 días sin redes sociales“. Un mes para mantenerse sin Twitter, Facebook y Instagram. No Linkedin. Esas son las redes que utilizo.
La situación del 8 de noviembre:
Todo es cuestión de encontrar el mejor momento para hacer las cosas. Pero hoy no lo encontré.
Voy directo a la cama pensando, una y otra vez, en los posibles desenlaces de las situaciones que me preocupan. ¿Que haré si pasa esto? O qué si pasa lo otro. ¿Cuánto podrás aguantar esta vida de rockstar mal pagado? ¿Qué es lo que en realidad deseas? ¿No te da pánico comenzar desde cero? ¿De verdad quieres una vida de aventura y desapego?
Acaso ¿no te la pasas diciendo que todo fluye y que todo pasa?
«Dentro de mi cabeza hay mil cosas«, susurra la voz en mi corazón. «Tienes que aprender a callar las voces en tu cabeza. Sólo acuéstate y cierra los ojos».
Es más fácil decirlo que hacerlo, ¿verdad? Tienes que aprender.
A la sombra de la luna que medio ilumina el cielo, me obligo a recordar que soy el amo de mi destino… Aunque a veces no sea capitán de mi alma.
Hay días en que el alma avanza con vientos cruzados y sin timonel. Y está bien. Las grandes distancias consienten perderse algunas veces.
El trayecto hasta Babilonia es largo. Y no sé cuántas millas faltan para llegar.
Lo que me queda claro es que hoy sobreviví un día más. Aún me faltan 22.
Veremos.
Su voz interior es muy inteligente.
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