Por Karina Suárez
«Café con mi amigo imaginario» IV.
El miedo a decidir en los momentos de incertidumbre es algo que nos afecta a todos. Un gato sonriente y una niña perdida nos dan una lección para sobreponernos a ese temor. En realidad, todos somos Alicia y vivimos en un País de las Maravillas.

«Alicia preguntando al Gato» . Ilustración de John Tenuel.
Eligiendo caminos.
Hace poco volví a leer “Las aventuras de Alicia en el País de las Maravillas”, escrita por Lewis Carroll en 1865. Y me encontré con el pasaje en que Alicia, sumida en un estado de confusión, se autocuestiona: “Vamos a ver, ¿por dónde vine?, ¡Aquí se señalan tantos caminos! ¿Por cuál de todos me iré?»
Este momento es clave en la historia – no sólo de Alicia, sino de todos nosotros – ya que cuando nos encontramos en una encrucijada, todos buscamos crear una estructura coherente para la experiencia que estamos viviendo para contestar las preguntas «¿Qué haré?¿Por dónde iré?«
Alicia busca una respuesta y otorga un efecto lineal al tiempo que está viviendo: hurga en su pasado – todas sus experiencias conocidas como base para decidir sobre lo desconocido y lo que está por venir.
En el caso de Alicia, la mala noticia (o buena, dependiendo del lector) es que el País de las Maravillas no tiene ni pies ni cabeza, ni existe un antes ni un después, ni un adelante ni un atrás. Ella lo descubre cuando declara «solamente quiero saber que camino DEBO tomar» y el Gato de Chesire, con su enorme sonrisa, le contesta «depende a donde tú QUIERAS ir«. El felino hace que la niña sea conciente de la enorme diferencia entre DEBER y QUERER.
En muchas de las interpretaciones simbólicas de la obra de Carrol (psicológicas y espirituales), se hace referencia a la sonrisa del gato como una luna creciente: la etapa inicial de algo, de nuevos comienzos y esfuerzos en un período creativo. Estas mismas explicaciones le dan al Minino el lugar del guía interior de Alicia.
Analicemos lo anterior. La niña está perdida en un mundo donde lo que realmente importa es la decisión que ella tomará. El efecto del pasado no es más que una situación marginal. ¿A dónde quieres ir tú? A partir de ahora y desde este lugar, desde tu propia necesidad actual.
Y esa es la enseñanza magistral de este pasaje: Los caminos que elijas no dependen desde dónde venimos sino de adonde queremos ir.
Todos somos Alicia en el País de las Maravillas.
Ante esto, escoger una opción en tu vida cuando estás en una encrucijada requiere de analizar el presente, de lo que está sucediendo aquí y ahora, requiere del hecho de estar dispuestos a establecer prioridades, calcular la ruta y decidir.
Debemos aprender a ver la vida como un regalo de experiencias (buenas o malas) que nos posibilitan para ampliar nuestra gama de respuestas y – a la larga – incrementar nuestra capacidad de conciencia, madurez y evolución.
Debemos considerar los momentos de transición como puentes entre los ciclos y etapas de nuestra vida. Esos pasos son las grandes oportunidades de trascendencia que necesitamos y que anhelamos, pero a los que tanto tememos. A todos nos da miedo el cambio. Nos aterra pararnos frente a la encrucijada y no saber por cuál camino seguir.
En esos instantes de cambio – voluntario o involuntario – nos sentimos como Alicia en el País de las Maravillas. Inmersos en situaciones sin pies ni cabeza, sin inicio ni final. Y llenos de confusión transitoria que se expresa como ansiedad, estrés y pánico ante lo desconocido. ¿A quién le gusta sentirse así?
Creer que podemos anticipar todos los puentes en nuestro camino es una fantasía. Así como también lo es pensar que en esos períodos de cambio estaremos en la oscuridad. Ese pensamiento nos lleva a la ansiedad, al desequilibrio y a la inestabilidad. Por desgracia, tomar decisiones cruciales en ese estado nos deja en la vulnerabilidad donde, en realidad, no somos nosotros mismos.
Es importante que te des cuenta que la propia existencia reordena las cosas con o sin tu aprobación: las cosas pasan y ya. Pero sí tenemos control sobre la actitud que se elige ante los sucesos de la vida diaria. ¿Qué camino quieres seguir? ¿A dónde quieres ir?
Entrenando para elegir.
En realidad todos podemos y debemos estar en condiciones de tomar las decisiones adecuadas en los momentos trascendentales de nuestra vida. Claro que es difícil, pero no imposible. Es cuestión de prepararse.
Primero, date cuenta de que tu capacidad de respuesta es infinita. La incertidumbre se puede confrontar. Si te cuesta trabajo hacerlo o nunca lo has intentado, puedes comenzar de forma progresiva y aproximándote sucesivamente a aquellos cambios a los que temes. Analízalos, estudia tu situación actual y pregúntate – como Alicia – hasta dónde quieres llegar.
Les comparto algunas sugerencias que he aplicado en mis terapias como ejercicios diarios que pueden auxiliarte en tu entrenamiento para decidir y enfrentarte al cambio.
1. Dirígete a tu lugar de trabajo por una ruta diferente al menos dos días de tu semana.
2. Camina cinco minutos al menos una vez al mes con los ojos vendados en un lugar seguro y de preferencia sin sostenerte de nada.
3. Coloca un colchón en el piso y déjate caer de espaldas, es una experiencia maravillosa que puedes intentar cuando quieras.
4. Disfruta de la música que más te gusta cantando a gritos cuando estés atorado en el tráfico.
5. Cuando suceda algo inesperado pregúntate ¿Qué es lo peor que puede pasar?
6. Cuando te descubras diciendo o pensando «Que sea lo que la vida quiera» (o cualquiera de sus versiones), cámbiala por «Que sea lo que yo quiera«. Sentirás la diferencia de tomar responsabilidad por tus decisiones.
7. Modifica el DEBO por el QUIERO. Notarás un cambio en tu interior y seguramente te darás cuenta si en realidad quieres ese cambio,
8. Comienza a acercarte progresivamente a aquello a lo que tanto le temes.
Este momento es el mejor para decidir si buscamos medir nuestras pérdidas en comparación con todo lo que podríamos ganar o si decidimos enfocar nuestras ganancias a pesar de todo lo que pudiéramos perder. Es una decisión que nos deja en la inmadurez o que nos lleva a la trascendencia.
Al final, como todo, es cuestión de elegir qué camino quieres tomar. Dependiendo, claro, adonde quieras llegar. ¿Porqué no lo consultas con tu Gato de Chesire’.
Nos leemos pronto.
Karina Suárez.
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El problema, lector, lectora, no está en la elección de un camino sobre otro, ni siquiera radica en lo difícil del sendero. El verdadero conflicto implica que casi nunca sabemos hacia dónde queremos ir. El primer paso es más fácil si dejamos de temer a la incertidumbre de lo que nos espera delante. Es todo un reto, pero la aventura, el éxito, el amor, todo eso que tú quieres y mereces está en el futuro. ¡Vamos por ello!
Veremos.
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Si tú, lector, lectora, tienes alguna sugerencia, duda, pregunta, comentario o situación sobre la que quisieras que Karina escriba, (recuerden que es especialista en temas de salud e higiene mental) puedes enviarla a heroismoagonizante101@gmail.com – Siéntanse en confianza de proponer temas, expresar inquietudes y hacer preguntas, muchas preguntas. Ya saben que para eso estamos. Garantizamos el anonimato de quienes lo soliciten. Esperamos tus correos.
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Fasinante y adecuado a las fechas. Me recorso el final de la película El expreso polar, el maquinista le dice al niño: lo importante no es a donde va el tren, lo que verdaderamente importa es subir o no en el.
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Hola deseo que me agreguen para recibirlos cuando los publiquen. Un abrazo y felicidades por este espacio de reflexión.
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Hola, Emma. Si quieres seguir nuestro blog, puedes suscribirte dando click en el botón «Llévelo, llévelo» ubicado en la parte superior derecha de la pantalla. Es gusto leer tus comentarios. Agradecemos tu preferencia. Saludos.
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