«Cuando un hombre canta y no puede elevar su voz, y otro viene y canta con él, otro que puede elevar su voz, el primero también podrá elevarla. Ese es el secreto del vínculo entre las almas».
Martin Buber.
El mayor acto heroico es aquel que quita la cortina de humo que impide ver a otro su propia grandeza.
El anterior es un acto heroico porque lucha contra el propio ego y derriba las barreras de la necesidad de reconocimiento, de rivalidad o una sobreprotección muchas veces endulzada con culpa.
Nunca hay que confundir estas tres necesidades con heroísmo. «Rescatar» a nuestros semejantes puede tener muchas intenciones falsas disfrazadas de genuinas. Intenciones que pueden ser terriblemente confundidas con las intenciones del alma. Ya lo decía Martin Buber cuando hablaba del secreto del vínculo entre las almas.
Todos podemos ser héroes. ¿Pero cuál es el inicio del camino para convertirnos en personas heroicas?
El héroe es héroe cuando se sostiene de la posición existencial de «Yo estoy bien -Tú estas bien«, cuando encarna en sus acciones la convicción del “ser”. Cuando ve a través de los ojos del otro, el poder para construir y no para destruir. A partir de ahí se comienza.
El heroísmo necesita una alta dosis de empatía. Porque un héroe abre caminos, pero su grandeza radica en que jamás usa su fuerza para andar la senda cargando al otro; al contrario, lo motiva para que se ponga de pie y lo pueda andar desde el corazón.
Para mi, no hay mayor valentía que la fuerza sobrehumana que trasciende el interés del yo. Esa fuerza vital se sumerge en esa relación interpersonal «Yo-Tú» y se convierte en un ciclo en el que doy y recibo – recibo y doy.
Un héroe devela la fuerza del otro, pero jamás utiliza la propia para quitar obstáculos que no le pertenecen. Insta al otro para sortearlos o retirarlos y así poder superarlos.
Un héroe es héroe ya que se entrega a algo que lo supera, porque ha alcanzado la trascendencia del ego y ha aprendido a escuchar su sabiduría interior a favor de los otros.
Hay miles de historias de heroísmo a lo largo de los siglos. Éstas perduran tanto tiempo en la psique humana por alguna razón: porque nos enseñan que si tú te descubres a través de mí, yo me descubro a través de ti y el crecimiento es infinito porque todos somos uno. Y la tradición se mantiene – de manera escrita o de manera oral – a pesar del tiempo.
El verdadero héroe está en el camino. Y ahí nos encontramos todos. El héroe llegará a tu lado en el momento necesario. Quizá va adelante, o tal vez viene detrás. Pero llegará a tu lado. O llegarás. Todos podemos ser héroes.
Y es que todos vivimos momentos de fortaleza y debilidad. En algún lugar de nuestro mundo interior, aquello que creemos alcanzable o inalcanzable depende en gran medida de la fuerza y energía de alguien más que está en nuestro camino. Alguien que nos ayude a descubrirnos a nosotros mismos para así, “despertar al gigante que todos llevamos dentro”.
Todos somos héroes en alguna medida. Y nos topamos con muchos de ellos en nuestra vida.
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Texto por Karina Suárez
Serie “Café con mi amigo imaginario” :
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Fotografía por Rogelio Rivera Melo.
Yo también soy el que soy. 
Heroísmo Agonizante 101 (Sólo para principiantes) 