Archivo diario: 26/04/2012

NO HE AMADO. Por Marianhe Jalil

Una de las ventajas que otorga «el mundo virtual» es poder compartir información. Le pedí a mi amiga Mariana Hernández, excelente escritora y poeta veracruzana, que colaborara con Heroísmo Agonizante 101. Y con la calidez y sencillez que le caracterizan, accedió. Gracias, Marianhe.

No he amado.

Si partimos de la premisa de que “el verdadero amor no se reduce a lo físico ni a lo romántico. El verdadero amor es la aceptación de todo lo que el otro es, de lo que ha sido, de lo que será y de lo que ya no es…” me doy cuenta que a pesar de mi búsqueda desde temprana edad a través de entablar noviazgos terminados en frustración, después de dos matrimonios fallidos, terminados en divorcio, un hijo resultado de un amasiato fallido, muchas lágrimas derramadas, simplemente NO HE AMADO. Me refiero a un amor de pareja. No estar con alguien por desear estar acompañada, no por desear salir de casa. Sino por el mero deseo de compartir con una pareja un amor verdadero.

Me imagino que así como yo otras personas también han padecido en esa búsqueda. Así podemos encontrar que en este mundo en que las relaciones son desechables, en que se busca ya no sufrir enfrascándose simplemente en relaciones sexuales sin sentido, “ni tres veces, ni tres meses” parecen querer asegurar que no haya sin futuro. Ya simplemente las personas no quieren ni hacer el esfuerzo pues simplemente saben y están convencidos, como muchos jóvenes dicen, que “el amor no existe”. Y si lo hay, causa sufrimiento.

¿En verdad? ¿Acaso es “el amor” el que causa el sufrimiento?

Siendo una romántica empedernida, en verdad me rehúso a pensar algo tan incongruente. El amor hace bien. Es el sentimiento más sublime. ¿Qué no? Pienso que lo que tenemos trasgiversado, es lo que pensamos que es el amor y cómo deben ser las relaciones amorosas. Esa idea falsa en que todo debe ser perfecto, que una persona llegará a solucionar tu vida, que debes cubrir con lo estipulado por la sociedad tanto civil como religiosa y aceptar todo con tal de que funcione (esto es complacencia no amor).

En mis tiempos, nos enseñaban que lo “normal” era tener novio claro para prepararse para el “matrimonio”, si se tenían relaciones (que ya era algo muy revolucionario) era porque precisamente era porque a habría matrimonio, y que entonces el matrimonio era la unión “hasta que la muerte nos separara”, y si no había muerte, aunque hubiera infidelidades, maltrato y desamor, la mujer debía soportarlo. ¿Y qué pasa cuando una mujer no estaba dispuesta a soportarlo? Bien, pregúntenme. Para empezar enfrentar a tus padres para dar la noticia, después a los amigos, y después a la sociedad. Claro. Esa sociedad. Que en ciudades pequeñas de provincia es más incisiva. Te enfrentas a que en la charla de café te destrocen con un solo comentario. Que las casadas eviten invitarte a las reuniones de parejas. Soportar las propuestas sexuales de “hombrecillos” que piensan que por tomar la decisión de divorciarte estás necesitada de caricias, claro ellos se proponen como “solucionadores”. Hasta risa dá. Y en la iglesia, pasas a ser “pecadora”, claro. Ahora multiplícalo por dos. Y añádele un niño. Pero yo entiendo y sé que tiene más valor aquella mujer (u hombre) que sale de un matrimonio en el que ya no hay amor, ni valoración que seguir quedándose en un matrimonio sin sentido, sin amor. Que si hubiera sido sensata, no me hubiera casado por las razones equivocadas.

No, no es amor lo que causa el daño. Es la basura de nuestra cabeza. Es el EGO. Control, venganza, engaño, culpa, odio, miedo, carencia. Aprendizajes que simplemente son erróneos. Porque no están enfocados a enseñarnos lo que es el verdadero amor. ¿Qué es lo que en verdad debe justificar una relación de pareja para que funcione? Primero descúbrete a ti mismo. Vive solo, y disfruta de tu soledad. Conócete tu, ámate tu. Después viene lo demás.

Pienso que algo básico es la afinidad, tener intereses comunes, es importante también tener una educación o creencias similares en cuestión de valores y espiritualidad, aceptar la forma de ser del otro, respetarlo no desearlo cambiar (las personas no cambian). Además de añadir tres elementos: el deseo, la ternura y la amistad en una sola relación, es entonces que estarás hablando de un amor verdadero. Se debe tener un equilibrio. El deseo es esa fascinación por el otro, el descubrimiento a nivel físico de que el otro te atrae, te gusta y lo disfrutas. Hasta ahí es un plano físico, mental y tal vez glandular. Aquí está lo relacionado al erotismo y la sexualidad. Que son importantes, pero su sola presencia se convierte en una relación “de posesión”, que duele. De ahí debemos tomar en cuenta la amistad, el compartir, preocuparse por el otro, estar juntos en buenas y malas situaciones, desear el bien y la felicidad por el otro, procurar su crecimiento. Y el tercer elemento sería la ternura, los mimos, la paz, tranquilidad y concordia. Suena fácil. Pero sin alguno de los elementos, se pierde el equilibrio y la fórmula falla. Lo que trae insatisfacción. ¿Lo que a mí me ha faltado? Es encontrar una pareja que sea amigo. Alguien que desee compartir, procurar mi bien y mi felicidad. Una verdadera amistad. El amor verdadero asegura el deseo, la ternura y la amistad, evitando los celos y el control. Por tanto, produce satisfacción y placer. El amor produce un deseo de luchar, motiva y conforta. Produce alegría y paz. Si lo que tienes son problemas y llantos, entonces no estás en una relación de amor de verdad. Y será tiempo que termines esa relación. Ya que todos en este mundo merecemos ser felices. Y solamente una relación de amor nos brinda felicidad.

P.D. Y siendo un sentimiento tan sublime me parece nefasto que un candidato lo use como moto de campaña. Cómo alguien que no me conoce puede decirme que me ama. El poder y el control es Ego. No amor.