Con pelos y señales V. Por Rocío Sánchez
El orgasmo es lo más cercano a una experiencia espiritual porque es una pérdida momentánea del ser. En el éxtasis sexual, uno se traslada más allá, hacia una conexión con el propio yo, con la pareja y con lo divino. Pero no todos pueden llegar hasta allá.
Placer Ausente.
“No hay mujeres que no sientan, hay hombres pendejos”, me dijo una vez una amiga, en medio de una carcajada. La frase tiene algo de cierto, pero el placer femenino es algo mucho más complejo que eso y, sobre todo, es erróneo dejarlo todo en manos de la pareja.
De igual forma, es incorrecto “acusar” a una mujer de “frígida”, palabra que, afortunadamente, cae cada vez más en desuso, cuando tiene dificultades o de plano no puede alcanzar el orgasmo.
Por no parecer inexpertas o por no hacer sentir mal a su galán, muchas mujeres no se atreven a decirle que lo que hace no les provoca placer, mucho menos a explicarle cómo quieren ser tocadas, pero eso no significa que no sea importante que ambos miembros de la pareja obtengan satisfacción durante el sexo.
Es importante decir que la “frigidez” es un concepto obsoleto para la sexología moderna. Sinónimo de la sensación de frío o ausencia de calor, se usaba para designar a mujeres que no sentían placer sexual, sin indagar más dentro de las causas de esta situación.
Actualmente, lo que los profesionales de la sexología estudian es la anorgasmia, es decir, la ausencia del orgasmo, que puede darse en dos niveles. Por un lado, hay mujeres que no experimentan excitación, no tienen lubricación vaginal ni sienten placer durante las caricias o la penetración. Por el otro están aquellas que, aunque se excitan mucho y disfrutan del acto sexual, no logran alcanzar el clímax.
Si comenzamos por el segundo caso, es posible que la falta de habilidad de la pareja (digamos, un hombre) tenga algo que ver. En este caso, es importante que la mujer sepa a la perfección qué caricias prefiere para que pueda platicar con sinceridad al respecto. Pero es fundamental que los varones no tomen estas indicaciones de manera personal y eviten hacer la pregunta “¿cómo que no soy el amante perfecto?”.
Un tip para que el momento no sea ríspido y la pareja no se ponga a la defensiva es evitar las oraciones negativas; esto es, en lugar de decir “no me gusta que me toques así”, es mejor proponer alternativas, acompañadas de la frase “tócame así”. Es cierto, es un enunciado imperativo, pero la respuesta dependerá del tono en el que se exprese (mientras más cachondo, mejor). Como dicen las abuelitas, en el pedir está el dar.
Otro factor importante a considerar es el tiempo. Si tú, querido lector, te indignas porque tu compañera no llega al orgasmo en tres minutos, como en aquella película de adultos que acabas de encontrar en Internet, vas por el camino equivocado. Las mujeres comunes y corrientes necesitan tiempo. ¿Cuánto? Cada una lo sabe y no necesariamente tiene que ser el mismo todas las veces.
Siguiendo con el tema, existe una anorgasmia más aguda en la que la mujer puede no sentir ningún placer desde su primer encuentro erótico o después de algunos que preferiría olvidar. El abuso sexual, las culpas, el miedo a ser juzgada por su compañero o incluso el temor de “volverse loca” (de quedarse en el viaje, pues) son algunos factores que bloquean el placer y el orgasmo.
Hay que reconocer que este es un problema, y si se deja avanzar puede traducirse en afecciones físicas bien definidas: la dispareunia o el vaginismo. La primera consiste en la constante sensación de dolor antes o durante la penetración vaginal. El segundo es una contracción involuntaria del músculo vaginal –a manera de espasmo– que hace imposible la penetración, a veces incluso con un dedo. Estos problemas se agravan dentro de un ciclo donde, si la primera vez la mujer siente dolor, la siguiente estará más tensa y sus músculos más rígidos, por lo que el dolor será mayor, y así sucesivamente. (Así es, hombres, las quejas sobre dolor durante las relaciones sexuales pueden ser algo muy serio).
Aunque existen factores médicos como el uso de antidepresivos, los problemas neurológicos o la diabetes muy avanzada, la anorgasmia femenina está mucho más vinculada a conflictos psicológicos que se resuelven con ayuda terapéutica*. Lo primero que debemos reconocer, principalmente las mujeres, es que el sexo se hace mejor sin culpas, pero también que ambos miembros de la pareja han de respetar ritmos, preferencias y gustos, para así conseguir el ansiado gran final.
* Dos opciones confiables y de trayectoria probada en la terapia sexual son la Asociación Mexicana para la Salud Sexual (AMSSAC) y Caleidoscopía, Espacio de Cultura, Terapia y Salud Sexual. ambos en la Ciudad de México.
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Y a usted, lector, lectora ¿qué opina sobre el éxtasis sexual? ¿qué le parece hablar sobre el tema? Nos interesa saber. Deje sus comentarios y que el mundo siga girando.
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