
El reto de noviembre es “30 días sin redes sociales“. Un mes para mantenerse sin Twitter, Facebook y Instagram. No Linkedin. Esas son las redes que utilizo.
En un país en el que para ser «un hombre» tienes que ser inmune a los sentimientos de debilidad, confesar que algo te da miedo es un enorme tabú. No debería serlo, claro. Pero así es.
Inserte aquí un ejercicio de autoanálisis para determinar esas cosas que le dan miedo. Realice una lista y discuta las razones en un diálogo interno. Y luego confiese a quien más confianza le tenga, cuál es su terror más profundo:
Me dan miedo muchas cosas; podría decir que la mayoría de ellas son banales, pero no es así. Algunas son completamente irracionales, pero aún así, podrían suceder.
Tengo miedo, por ejemplo, a perder el control de mi vida. Tengo miedo a volar y caer durante el vuelo (supongo que todos los que volamos por elección compartimos ese sentimiento). Tengo miedo a enfrentarme a mi mismo y perder.
Pero, para mi, no hay cosa más aterradora que darte cuenta de que todo está saliendo perfecto, que no cambiarías nada, que tu lista de deseos ha sido cumplida cabalmente, en su totalidad y del modo en que tú querías. Y me da pánico porque nunca me había pasado…
Ya. Lo dije.
Una vez fuera de mi cuerpo, que lo libera temblando y sudando, tal como se expulsa una fiebre malaria, puedo verlo fríamente. Inerte, expuesto ahí, como un tumor recién extirpado que yace en una bandeja metálica, lo comprendo: es el temor a lo desconocido.
Y al terror más grande, al más brutal, al más humano de todos, se le otorgará el mismo tratamiento que le he dado a todos los miedos que he sentido en mi vida.
Tengo muchos miedos en la vida, pero siempre he tenido bien clara que frase quiero escrita en mi epitafio.
Veremos.
* * * *
Un día menos es un día más. Faltan 6.
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Texto por Rogelio Rivera Melo
Sencillo, valiente y directo. Gracias por compartirlo.
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