¿Cortar el cable azul o el cable rojo?

La Retórica de la Trivial CIX Por Rogelio Rivera Melo

¿Qué hacer con esas amables personas que tienen un sexto sentido para encontrar defectos pero que no tienen la mínima intención de solucionarlos? 

¿Cortar el cable azul o el cable rojo?

Aunque no suelo ventilar situaciones de trabajo en mi blog, justo hoy se presentó una realidad que me hizo pensar sobre una manera adecuada de «lidiar» con ciertas personas que pululan en el mundo laboral: esa gente que se apresura a señalar – desde una cómoda distancia – lo que está mal. 

¿Conoces a alguna persona así, lector? Quizá no sea en tu trabajo, lectora, sino en tu entorno familiar, o entre tus vecinos o amigos.

Gente que tiene toda la razón cuando se trata de identificar las fallas y los defectos en una situación determinada. Personas que te pueden escribir un informe de diez cuartillas en letra pequeñita y a un solo intervalo sobre lo que está mal. Compañeros que saben con claridad qué es lo que los demás deberían hacer, o no hacer. Con el pequeño detalle de que ellos, o ellas, no hacen nada por solucionar algo; piensan que ya hicieron suficiente con demostrar cuál fue el error.

Hoy se me presentó ese problema. Pero debido a una inspiración salida de no sé donde, en vez de mandar al «señala-fallas» a la congeladora, se me ocurrió hacerle una pregunta muy sencilla: «¿Y tú qué propones?» Luego lo mandé a la congeladora. Pero antes le pedí que pensara en una solución viable para solucionar esa falla que tan fácilmente identificó y que volviera cuando estuviera listo. No ha regresado aún.

Es como escoger cuál alambre cortar en una bomba de tiempo. ¿Azul o Rojo? La gente te gritará: ¡Azul! ¡Rojo!… Pero si no te dan una razón de peso para cortar alguno de los dos, o si no llegan con pinzas y te dicen «hazte a un lado, yo me encargo»,  la responsabilidad final no es de ellos.

Comprendí que el problema verdadero no radica en el «defecto inicial»; la compliación surge al no tener en cuenta las bases para resolverlo adecuadamente.

Así que, sin importar cuál sea tu posición o función dentro de la sociedad, la próxima vez que alguien te haga notar cuál es el problema sin involucrarse en la solución, puedes preguntarle con toda confianza «¿Me podrías definir el método para arreglarlo?»

Que quede claro que no es «bullying laboral», sino un mecanismo de integración para la resolución de fallas. Sigo el axioma de «Dos cabezas – o tres, o cinco – piensan mejor que una».  Aunque cualquiera puede ver «cuál es la bronca», se necesita un esfuerzo conjunto para obtener una solución donde se genere, además, una mejora.

Además pienso que todos (TODOS) somos excelentes para ver las anomalías y absurdos en la actuación de los demás. Exige un esfuerzo y un compromiso mucho mayor HACER ALGO para dar una solución.

Aplica la metáfora también para mi. La próxima vez que me encuentre quejándome de aquellos problemas que   «yo-identifiqué-antes-que-nadie» debería idear una solución para ellos, y preguntarme «¿Estoy realmente comprometido para su solución?» Si la respuesta es no, me convierto en parte del problema.

El verdadero problema es creer que los problemas se pueden resolver sin pensar -concienzudamente- en una solución.

Veremos.

¿Te ha sucedido algo así? ¿Qué haces/harías para manejar una situación de esa índole?