La Retórica de lo Trivial XXXIV. Por Rogelio Rivera Melo
Cuando poder implica poder.
Hay días en que uno despierta con esa sensación especial. Todo es maravilloso. Incluso la lluvia cayendo – y que vaticina una mojada de píes antes de llegar a la oficina – es algo que suena como algo bello. Hay días en que el buen ánimo es tal que te ríes aún cuando le dices al taxista lléveme a la estación 3, y te lleva a otra estación, de otra línea. Hoy es un día así. La razón no la sé. Pero creo que si uno pudiera sentirse así más seguido, la vida sería mucho más viable. Viviríamos más felices, pues.
Me desperté creyendo que puedo hacer cualquier cosa. Que no hay nada que no pueda hacer. HOY PUEDO HACERLO TODO. Bueno, (reflexiono ahora, mientras escribo estas líneas) quizá no todo. Permítame explicar.
En el Colegio al que fui, nos llenaban la cabeza constantemente con la idea de que un graduado de esa institución puede hacer cualquier cosa. “Ningún desafío es tan grande como para no ser vencido”. “Piensa que puedes y podrás”. “El dolor es algo mental”. “No dejes que las circunstancias te detengan”. Me gradué, junto con muchos otros jóvenes, creyendo a píe firme en estas declaraciones, a pesar de que la vida nos ha demostrado uno y otra vez que, en ocasiones, sencillamente no se puede. Por más que uno se afane y se esfuerce, las cosas no salen como debieran. Creo que, sin importar que tan mal estén las cosas, uno siempre puede mejorarlas.
Si, lo sé. Vivo en este mundo y comprendo que, a veces, las cosas no se pueden hacer. Pero siempre existe la opción de analizarlas, de ser críticos y buscar el modo de actuar con lo que se tiene. La otra opción es dejarse vencer antes de luchar. Siempre que esto sucede el resultado es el mismo: se fracasa. El escepticismo inmediato es un método instantáneo para no hacer las cosas, para no lograr lo que queremos.
Habrá situaciones donde la vida nos demuestra que, en solitario, no somos capaces de hacer algo… Pero también se nos ha dado algo más. Tenemos un extra con nosotros. Llamémosle fe; Tenemos amigos, familia, conocidos e incluso, hay personas que siendo totales desconocidos, pueden ayudarnos a conseguir eso que queremos. Convencer a alguien no es tan difícil si se logra transmitir el fervor que uno siente. Y el fervor es algo que se demuestra solo si uno es optimista y apasionado.
Seamos optimistas. La verdadera razón por la que hay tanta gente en este mundo es que en determinado momento siempre hay muchas personas que nos ayudarán a realizar nuestros sueños. Piénselo.
Lectora, lector, he atestiguado, una y otra vez, que un talante positivo y lleno de entusiasmo puede hacer milagros (Es una cuestión de actitud sobre factibilidad). En alguna otra ocasión les contaré experiencias de este tipo, lo prometo.
Esto que siento ahora es algo que uno no tiene todos los días, lo cual es una verdadera lástima, porque pienso que sí es posible vivir así. Con una perspectiva de vencedor. Es una cuestión que aplica más en la actitud que tenemos ante la vida. Y no debemos permitir que ese sencillo hecho se nos olvide. Si queremos, podemos.
Mientras tanto, hoy, estoy completamente seguro que lograré todo eso que me proponga. Mañana les cuento. Y a ustedes, hoy los quiero poderosos. Hoy los quiero querendones. Y quiero saber cómo les fue a ustedes. Dense esa oportunidad. Y mañana me cuentan que tal les fue.
Veremos.
TQ.
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El de ayer lo leí hoy y ayer y hoy he tenido un genio de los ochenta mil demonios
😡
Punto
.
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Normita!!!
¡¡¡Ánimo!!!
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