
Paisaje (Foto por RRM)
El reto de noviembre es “30 días sin redes sociales“. Un mes para mantenerse sin Twitter, Facebook y Instagram. No Linkedin. Esas son las redes que utilizo.
La situación del 7 de noviembre:
Llevo una semana, siete días, sin redes sociales. Empiezo a creer que sí es factible alcanzar la meta de permanecer así, o sea… solamente faltan 21 días.
Han sucedido varias cosas que me encantaría compartir en las redes. Supongo que ahora quedarán guardadas en la intimidad de mi silencio. Posiblemente escriba sobre ellas algún día. Para no olvidarlas, las guardo anotadas en mi diario. Eso es algo que había dejado de hacer: dejar de escribir a mano en una libreta por escribir en el teléfono y luego subirlo a las redes. Pero durante esta semana he retomado esa actividad. Ya llevo varias páginas llenas con las cosas que pasan por mi mente cuando escucho mi voz durante las horas de la penumbra, o de aquellas que me ocurren y se me ocurren cuando la escucho por la noche o leo por la mañana.
Me pregunto qué ha pasado en el reino de Facebook o en la comarca de Twitter. Supongo que allá las cosas siguen igual. Mientras tanto yo aquí sigo – cantando canciones de Leonard Cohen y tratando de hacer las preguntas correctas.
¿Qué haré con mi vida a partir de ahora?, por ejemplo. ¿Qué harás tú?
Veremos.
Vivir y contarlo.
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