Por Rogelio Rivera Melo.
25 de Noviembre.
Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
«Los crímenes atroces cometidos contra las mujeres y las niñas en las zonas de conflicto, junto con el problema de la violencia doméstica que afecta a todos los países, constituyen una grave amenaza para el progreso».
Ban Ki-moon, Secretario General de las Naciones Unidas.
Si tú, lector, eres uno de los hombres que evitas la violencia hacia las mujeres en todas sus modalidades, te felicito.
Sé que muchos de ustedes pueden decir «Yo nunca he levantado la mano en contra de una mujer»… Y te felicito. Pero la realidad que pocos queremos ver es que todos los hombres en México llevamos a cabo actos de violencia en contra de las mujeres.
Sí. Todos.
Antes de enojarte, lector, te pido que reflexionemos juntos un poco sobre el tema:
La violencia tiene muchas facetas. No tiene que llegar al nivel de golpear a las mujeres. La violencia también puede ser psicológica, financiera o sexual.
En México, nuestro país tan partidario de las relaciones tormentosas y del sufrimiento psicológico, todavía hay relaciones en las que se escucha el «pégame, pero no me dejes«, el «si te vas, me muero» o el «te amo, aunque seas un cabrón«.
También hay una gran cantidad de hombres que no permiten que su pareja trabaje y siendo ellos el único sostén financiero, niegan el dinero dejando a sus familias en una situación de «se hace lo que yo digo, porque el que paga manda».
Y de las personas que son explotadas sexualmente en el mundo, el 98% son mujeres y niñas. Casualmente, la mayoría de los usuarios, son hombres.
Hay muchos factores sociales que influyen para que continúe la violencia en contra de las mujeres: una educación en la que el hombre tiene que ser el soporte financiero y la principal fortaleza de la familia, minimizando el papel de la mujer como el de mera administradora sin poder de decisión; la concentración del poder fáctico en muchos hombres y pocas mujeres; la falta de oportunidades educativas y de superación para el género femenino.
Si eres uno de los que puede decir «nunca he golpeado a una mujer», también me congratulo. Y te lo agradezco. Pero también te invito a que analices si – así como no queriendo, así como de broma – ejerces algún otro tipo de violencia en contra de ellas.
Yo nunca he golpeado a una mujer. Sin embargo, en mi vida he sido violento en contra de ellas. A veces lo sigo siendo. Pero ahora lo tengo presente. Y lo evito cuando me doy cuenta. Elijo no ser violento contra las mujeres. Elijo no ser violento contra los demás.
Porque si lo piensas bien, ser violento es una decisión personal. Más allá de los factores sociales, económicos, sexuales, psicológicos… cuando te enfrascas en una situación, cualquiera que esta sea, tu decides si usas la violencia.
Y quizá nunca alcancemos a ver una sociedad en la que haya igualdad entre hombres y mujeres. Pero sí podemos ver una en la que – con y por nuestra decisión – ya no exista la violencia.
Ser violento es tu decisión. Y se necesita mucha voluntad para no serlo. Y valor.
¿Puedes hacerlo?
Veremos.
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Si quieres saber más sobre el tema, o quieres aprender a dejar de ser violento y necesitas apoyo, puedes acudir a la Organización Gendes, Género y Desarrollo.
Inténtalo, una sociedad en la que los hombres dejen de ser violentos siempre será una sociedad mejor.
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Para Heroísmo Agonizante 101 es importante tu opinión y la de los demás. ¿Tienes algún comentario sobre el tema?
Nos gustaría leer sobre ello.
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