Por Rogelio Rivera Melo.
No cabe duda. Lo que a unos hace reír, a otros los hace llorar.

Con vista al bosque.
Encontré a mi amigo Manuel hoy en la mañana. Como no lo había visto desde hace un par de años, lo hice pasar a mi oficina para tomar un café y ponernos al día. Se sentó, miró alrededor y me dijo sonriente: «Felicidades, ya te alcanzó la felicidad».
Me lo decía a mí, que la espaciosa oficina me parece una jaula; a mí que la enorme ventana con vista a un grandioso terreno arbolado se me hace pequeña por la promesa de lo que yace más allá del cristal; a mí que aún me asalta la añoranza de tomar tres o cuatro vuelos a la semana a lugares distintos en vez de tener que sentarme frente a pilas de papel con asuntos que parecen no tener fin.
» Amigo mío», le dije con una mueca que espero haya parecido una sonrisa, «nunca olvides que hay diferentes tipos de felicidad».
Lo que a unos hace llorar, a otros los hace reír. Solamente hay que aprender a ser feliz en la situación actual, cualquiera que ésta sea…
La felicidad verdadera no tienes que buscarla. Está en donde te encuentres.
Veremos.