En una época en que la corrección – y la efervesencia – política no permite expresar nada acerca de nadie, contar fábulas es más relevante que nunca.
Cuando uno comienza algo y se mantiene haciéndolo durante treinta días, el cerebro se “reconecta”. Esa es la esencia de los “Retos de 30 días” (lean el texto; está bueno). Y como la letra sin obra no sirve, me he dado a la tarea de cumplir, por un mes, esos retos personales que siempre quise hacer.
Con los retos he aprendido que se requiere – fuerza de voluntad y disciplina – para comenzar algo y mantenerlo durante un tiempo determinado.
El reto de mayo de 2018 fue sobre los derechos humanos y durante el año hemos tocado temas como las fortalezas personales, la empatía o el heroísmo. Pero para los 30 días de junio de 2018 escribiremos una historia popular, una fábula pues, y la adaptaremos a la situación diaria del vecindario, el país, el mundo…
Dicen que las fábulas sirven para ilustrar una moraleja. O sea que las fábulas son, básicamente, una clase de filosofía usando animalitos como ejemplo. A ver si así aprendemos algo.
No sé. Tengo el presentimiento de que durante los siguientes meses y años, vamos a necesitar expresar, compartir e impartir todas las clases de filosofía, ética y moral que podamos. Total, ¿qué es lo peor que podría pasar?
Veremos.
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Texto y fotografía por Rogelio Rivera Melo.