Llego a Rabat.
Ahmed, el taxista que me lleva al hotel, hace plática. Hablamos en una mezcla de árabe y francés, pero entendemos lo básico.
Me pregunta si Marruecos me ha gustado, en dónde he estado y cómo me ha tratado la gente. Mis respuestas son positivas. Su país es una nación en crecimiento, desde Casablanca hasta el Sahara y de ahí al Mediterráneo; la gente ha sido respetuosa y atenta.
Se ríe. Dice que él sabe de la realidad de su país.
"Il y a de bonnes personnes et de mauvaises personnes dans le monde entier. Partout, il y a de beaux endroits et des endroits horribles. Le bien et le mal sont comme le jour et la nuit, comme la lumière et l’obscurité. C’est la vie. Il n’y a pas d’espaces lumineux sans espaces noirs. "
Le dije que lo escribiera para mí. Aquí está la traducción:
"En todo el mundo hay personas buenas y personas malas. En todo lugar hay lugares bellos y lugares horribles. Bien y mal son como el día y la noche, como la luz y la oscuridad. Es la vida. No hay espacios luminosos sin espacios negros."
La sabiduría de los taxistas es infinita. Pero yo solo he conocido gente buena en Marruecos.
Veremos.
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Texto por Rogelio Rivera Melo