A todos nos ha pasado… Uno ve esa caja azul tan hermosa como una promesa de bocaditos crocantes de mantequilla y azúcar que casi se derriten en la boca… y es justo ahí donde entra la paradoja de Schrödinger.
Las galletas de Schrödinger: existen como galletas o como artículos de costura hasta que abres la caja.
Así como el gato… así como el gato.
Te odio, Schrödinger.