Las leyes actuales no pueden actuar por sí solas. No sólo necesitan un mecanismo de sanciones correspondientes, sino que deben ser complementadas por una ideología moral. De cierta forma las leyes nos crean como individuos. ¿Pero qué pasa cuando en una sociedad no hay ley, ni policía, ni moral? ¿Qué otras opciones hay?
«Althusser: La Ley, el Policía y el Sujeto» es parte del foro «Marginal Thinking:A Forum on Louis Althusser,” que incluye artículos por Louis Althusser, Jason Barker, Darius M. Doust, Nina Power, Greg Sharzer y Caroline Williams.
«Althusser: La Ley, el Policía y el Sujeto»
Por Nina Power
¿Cómo es que la ley da forma a nuestro ser y a nuestro comportamiento? Para muchos, el encuentro con la ley implica interactuar con aquellos que la representan – oficiales de policía, magistrados, carceleros – en un choque directo, abrupto y violento. Los grupos que apoyan movimientos como #BlackLivesMatter han señalado la manera asimétrica en que la ley se aplica, así como el modo en que la propia ley rara vez se trata a sí misma en términos de igualdad con aquellos a los que se aplica. Así que incluso en los casos de ejecuciones extrajudiciales de niños desarmados de raza negra, como el de Tamir Rice en los Estados Unidos, la ley no aplica sus propias reglas en contra de sí misma, sino que se otorga excepciones que solamente funcionarán para ella. Como lo explica Althusser:
[E]l formalismo de la ley cobra sentido sólo hasta el punto en que es aplicada para definir los contenidos que están necesariamente ausentes en la propia ley. Estos contenidos son las relaciones de producción y sus efectos. [1]
La ley no actúa legalmente. Las teorías marxistas de la ley siempre han enfatizado que la ley, diseñada para proteger a la clase dominante y a la propiedad privada – las «relaciones de producción y sus efectos» – es necesariamente represiva y siempre está respaldada, en sus últimas instancias, por la fuerza. Pero ¿cómo es que la ley nos crea y nos modela como sujetos incluso cuando no utiliza la violencia directa para hacerlo?
Althusser escribió varios tratados sobre la ley, reiterando los ideales marxistas y sus cualidades violentas y autoritarias («La ley es necesariamente represiva» [2]) así como señalando que la represión de la ley no podría existir en la ausencia de un sistema de sanciones correspondientes – lo que significa que no es suficiente con que los estados tengan leyes si no existe una manera de castigar a aquellos que las transgraden. Althusser describe este sistema como el Aparato Represor Estatal – cortes, multas, prisones, ejército, policía. Sin embargo, la innovación de Althusser fue manifestar que la ley opera, la mayor parte del tiempo, en un modo de represión preventiva en lugar de hacerlo a través de una represión directa. En una discusión sobre la ley civil, Althusser señaló que cuando se realizan contratos, en la mayoría de los casos los términos de éstos son observados sin la necesidad de la intervención directa por parte del estado. ¿Pero qué explica esta internalización subjetiva de la ley? ¿Cómo es que observamos las leyes simplemente por su existencia?
Althusser sugiere que todo el tiempo nos encontramos sujetos a una «ideología legal» – las relaciones de propiedad burguesas, la desigualdad institucionalizada y la separación popular entre aquellas personas que se consideran «seguidoras de la ley» y aquellas que no. Al mismo tiempo, aunque no las menciona directamente, la ley es una expresión de las relaciones capitalistas de producción. «Al contrario», enfatiza Althusser, «las hace desaparecer» [3]. La ley está totalmente sistematizada, incluso cuando no está codificada. Pero la ley también requiere un tipo de complemento – no es suficiente para la ley referirse a sí misma como una justificación para su propia existencia – al que Althusser llama «ideología moral». En el caso de la ley, éstas son ideas abstractas de libertad, igualdad y obligación que existen como un discurso hallado en el exterior de la ley, pero que al mismo tiempo le otorga una estructura a ésta. Como lo describe Althusser:
La ley es un sistema formal sistematizado, no contradictorio y (tendencialmente) inclusivo que no puede existir por sí mismo. Por un lado, depende del aparato represor del sistema que lo apoya. Por el otro, reposa en la ideología legal y en cierta medida encuentra el apoyo suplementario de la ideología moral [4].
Por lo tanto no podemos reducir la eficacia de la ley, ni la aplicación de la misma o sus operaciones prácticas, solamente a la amenaza de la violencia o a la represión del estado. Como lo establece Althusser, «siempre existe un gendarme en el horizonte de cada práctica legal, pero la mayoría de las veces no es visible, ya que la ideología legal y moral están presentes, aunque no sea exactamente en la forma de un policía».
Sin embargo, para muchas personas, esta delgada distinción no es tan aparente. Para aquellos a quienes la clase dominante considera como «propiedad de la policía» – o sea, toda esa gente considerada como una preocupación inmediata para la policía: la clase trabajadora siempre con el potencial de rebelarse, aquellos que no tienen propiedades, los migrantes, los grupos de minorías raciales, los trabajadores sexuales, los adictos – no existe una separación real entre la ideología legal y la realidad legal: ambas son una misma. Pero Althusser insiste en que necesitamos comprender el modo en que funciona cada ideología – él las llama Aparatos Ideológicos del Estado – y el modo en que se relacionan con los elementos represores del estado más obvios. Estos Aparatos Ideológicos Estatales son muy amplios en su alcances e incluyen la religión, la educación, la familia, el sistema legal, el sistema político, los sindicatos, las comunicaciones, la cultura. Éstos funcionan al reproducir la sumisión a las reglas del orden establecido, así como a la reproducción de las relaciones de explotación, o sea el sistema de explotación capitalista. Podemos ser manipulados a través de la educación o a través del sistema penitenciario: cualquiera de los dos son productos del estado y ambos funcionan como parte de un método integral.
¿Cómo es que las instituciones ideológicas nos hacen «sujetos»? El famoso ejemplo de la «interpelación» de Althusser – El policía gritando: «¡Ey, estás ahí!» – nos da una vívida representación literaria de cómo es que los individuos son transformados en sujetos mediante una interpelación (o «el llamado») que no siempre es realizado por un policía, sino que también puede ser hecho por un maestro, una figura religiosa, un padre, etc. De cualquier manera, solamente nos convertimos en sujetos como el resultado de ser directamente llamados: somos llamados a convertirnos en sujetos de manera directa (por la represión) o indirecta (por la ideología). Quien somos no es un ser preexistente con nuestros «propios» sentimientos sobre lo que está bien o está mal, o sobre nuestra propia identidad como una «clase» particular de persona, sino que nos vamos convirtiendo en sujetos a través de la repetición. Somos construidos como clases particulares de sujetos precisamente por la fuerza y la ideología: los sujetos «malos», como aquellos considerados «propiedad de la policía», provocan la intervención directa del sistema represor del estado – mientras que para todos los demás, existe la vaga «amenaza», amorfa pero permanente, de la ley, o el castigo por transgredir las normas sociales o legales.
Así que si somos individuos concretos, es porque hemos sido construidos como tales. La ley tiene una posición privilegiada en este punto, siendo tanto un aparato de represión como una fuerza ideológica. Sin embargo, está constituida por una paradoja central: el modo en que así como construye sujetos burgueses aislados y privados, al mismo tiempo, en muchos casos desea construir o castigar a los grupos como grupos. Aparte de las categorías que se consideran como «propiedad de la policía», también existe un castigo colectivo de grupos debido a su «agrupación» – manifestantes, alborotadores – y en muchos casos, un acto «criminal» realizado en un contexto colectivo está sujeto a un castigo mayor que aquel que se realiza en solitario. Mientras que somos construidos como sujetos individuales, no podemos ignorar el hecho de que como grupos somos más temibles – como una turba, como huelguistas, como una manifestación de bloqueo. Para complementar la teoría de Althusser sobre la construcción represiva e ideológica de individuos como sujetos, también deberíamos examinar no solo esas situaciones en las que un grupo es castigado, rociado con pimienta por la policía, sentenciado en las cortes y enviado a prisión, sino también imaginar lo que significan los sujetos no-individuales sin ideología.
¿Podemos pensar de manera colectiva más allá de las instituciones? ¿Podemos construirnos a nosotros mismos fuera de la ley burguesa? ¿Podemos pensar sin las consecuencias de la ley – fuerza e ideología? ¿O siempre estamos destinados a estar constituidos, y a constituirnos a nosotros mismos, como sujetos buenos que eviten el castigo o en malos que no lo hagan?
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1. Louis Althusser, “Law,” in: On the Reproduction of Capitalism. Ideology and Ideological State Apparatuses, transl. G. M. Goshgarian. London: Verso 2014, p. 59.
2. Althusser, “Law,” p. 65.
3. Althusser, “Law,” p. 59.
4. Althusser, “Law,” p. 68.
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Publicado el 15 de mayo por The Los Angeles Review of Books (Link al artículo original)
Traducido por Rogelio Rivera Melo.