Con pelos y señales. Por Rocío Sánchez.
De todas esas partes que nos conforman como humanos hay unas más interesantes que otras. Otras son más pudendas. ¿Qué sucede cuando se enfrentan el interés y el pudor? ¿Se pierde el interés o se pierde el pudor?
A los órganos sexuales se les han puesto infinidad de apodos para evitar el bochorno de mencionar sus nombres verdaderos. Esto parece indicar que sólo hay de dos sopas: las palabras ofenden o, quizá, excitan. Pero no vamos a hablar aquí de nombres graciosos para designar a los genitales, sino de aquellos que más bien son eufemismos que pretenden conservar el decoro.
Así, a lo largo de la historia han sido llamadas “partes menos honestas”, “partes vergonzosas” o simplemente “las vergüenzas” (como consta en las crónicas de los conquistadores españoles sobre la ocupación de México). Los menos asustadizos se refieren a ellas como “partes privadas” o como “cierta parte del cuerpo”.
Pero uno de los apelativos más curiosos es el de “partes pudendas”. El adjetivo remite de inmediato al “pudor”. Incluso podría relacionarse mentalmente con “pubertad”, que viene del vocablo pubes, es decir, el vello púbico.
La imagen de la abuelita, la autoridad porfiriana o el solemne sacerdote alarmados porque alguien enseñó las partes pudendas es fácil de evocar. Sin embargo, ¿qué pensarías si te dijeran que, además de las “partes” existe un nervio pudendo? Confieso que yo me reí durante un buen rato.
Pero es cierto, aunque este nervio no tiene nada que ver con el pudor, al contrario, abarca descaradamente a toda la zona genital, tanto en hombres como en mujeres. Su origen se encuentra en el segundo, tercero y cuarto nervios sacros (en la base de la columna vertebral) y se trata de un nervio mixto, es decir, tiene funciones tanto sensoriales como motoras.
Recordemos que los nervios nacen como grandes ramificaciones de la espina dorsal y se van subdividiendo hasta llegar a ser minúsculas fibras que nos permiten recabar información a través de los sentidos. Así, las ramas del nervio pudendo se encuentran en los músculos de la base de la pelvis, en los esfínteres urinario y anal –controlando su funcionamiento–, así como en una parte del recto y el perineo (esa zona que se ubica entre el ano y los órganos sexuales en ambos sexos). Está también en la vagina, la vulva, el pene y el escroto.
En el cuerpo masculino, el nervio pudendo es básico para el buen funcionamiento de la erección, pues es el que recaba y “transporta” las sensaciones que se reciben en el glande y el escroto. Durante la actividad sexual, controla el orgasmo y la eyaculación, a través de las contracciones rítmicas de los músculos que se involucran en el clímax.
Se conoce menos acerca de cómo este nervio actúa en el orgasmo femenino, pero sin duda juega un importante papel ya que inerva el clítoris, causante frecuente de la llamada «pequeña muerte». Está presente en toda la cavidad vaginal, tan es así que es uno de los objetivos de la anestesia durante los partos “sin dolor”: el bloqueo del nervio pudendo es un procedimiento usual en los partos naturales ya que anestesia toda el área vaginal, pero permite que la mujer siga pujando lo necesario para que su bebé nazca.
Y volviendo a lo del nombre, lo que no logro descubrir es qué fue primero, si las partes o el nervio. Es decir, quién tomó el nombre de quién. Lo que sí sería lamentable es que la medicina se hubiera sometido a las “buenas costumbres” para poner un nombre anatómico.
Lástima que el nombre más bonito ya se lo había ganado el “huesito de la risa”.
(Al respecto, un bonito poema):
«Partes nobles igual a partes pudendas
la nobleza da mucha vergüenza
confusión confusión
algarabía beréber bárbaro blablablá
´un penado se cortó las partes nobles con una hojilla de afeitar
con intenciones de quitarse la vida´
noticiero de radio veintinueve de julio de mil novecientos sesentaitrés
la vida partes nobles
la muerte partes pudendas
el penado tenía vergüenza de las únicas partes nobles que le quedaban
de nobles se convirtieron en pudendas
incapaz de soportar la vergüenza se las cortó
tenía vergüenza de la vida el pobre sinvergüenza de la vida»
Confusión y lenguaje, de Juan Antonio Vasco (Argentina, 1924-1984)
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Me pareció bastante bueno el post, despertó en mi la curiosidad de investigar más incluso hasta buscar información relacionada de este nervio y el sexo tántrico…
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JAJAJAJA!! está bien bueno, cada quien sus gustos, pero si, tenemos referencias a esas «partes» que nos «distinguen».
Obvio no diré como denomino las mías, pero es común hacerlo jaja
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