«Rodriguez, el cantante estadounidense se suicidó en el escenario. Terminó de cantar ante un público que lo abucheaba, les agradeció su tiempo, sacó una pistola, y frente a ellos, se voló la cabeza». Esa era la historia que se escuchó en Sudáfrica en la década de 1970, durante el período de segregación racista – el apartheid. Otra versión daba por hecho que el método de suicidio había sido la inmolación.
La muerte del artista truncó una de las carreras músicales más exitosas, al menos en el país africano donde su primer disco «Cold Fact» vendió miles y miles de copias, convirtiéndose en un himno para el movimiento contrario al establishment segregacionista. En Sudáfrica, Rodriguez era más famoso que su compatriota Elvis Presley. Su segundo disco también fue un éxito de ventas. Para los fanáticos saber que el artista se había suicidado fue algo doloroso.
Uno no puede contar la historia de Sixto Rodriguez, sin dar crédito a la curiosidad de las personas. Un par de sus admiradores se preguntaron un día ¿quién fue «Sugar Man» y cómo murió realmente?
Y esa búsqueda está bien documentada en la película (ganadora de un Oscar, por cierto) Searching for Sugar Man. Una obra de arte que nos remite a una carambola del destino – tan fantástica que, aunque nadie se atrevería a inventársela, todos nos preguntamos si será cierta.
Lector, lectora… si aún no ha visto el documental, por favor hágalo. A los que ya saben en que termina la historia, entonces canten conmigo…
Veremos.
