Siempre he sido de la idea que uno no puede andar por la vida sin un pequeño libro que pueda llevar a todos lados. Son ideales como acompañantes mientras uno está atorado en el tráfico de la ciudad, en la fila del banco o mientras espera a alguien que viene retrasado.
Hace un par de semanas, mientras esperaba que terminaran de grabar una cápsula para el noticiero cultural del canal 22, me encontré sobre la mesa de una oficina un curioso libro titulado “Entre Piernas. La extraordinaria cópula de ciencia y sexo”, de la autora Mary Roach, Editorial Maledicta (BONK, THE CURIOUS COUPLING OF SCIENCE AND SEX). “Nadie ha escrito sobre el sexo… con tanto ingenio, descaro y sentido del humor desde Sigmund Freud, pero sin la misoginia…“ decía la contraportada. Así que guardando el libro que llevaba, decidí pedir prestado el que me llamó la atención, prometiendo terminarlo lo más pronto posible (tiene sus ventajas ser un lector que termina rápido – los libros, claro).
Confieso que ha sido uno de los libros que más he disfrutado. Y lo recomiendo ampliamente. Les diré que mientras lo leía, experimenté toda una gama de sensaciones, tan emotivas que en algún momento emití sonidos de asombro, sorpresa e, incluso, espanto (me di cuenta que soy un lector ruidoso).
¿De qué va el dichoso librito? De SEXO. Sobre la rarísima relación entre sexo y ciencia. Sobre qué tanto sabemos – los “hombres y mujeres normales” – de algo tan corriente y cotidiano como las relaciones sexuales. Pero, en específico, trata acerca del proceso científico que se ha seguido, a través de la historia, para que lo sepamos.
Temas como el orgasmo, el clítoris y los cuerpos extraños que “aparecen” dentro de ese último tramo intestinal llamado “recto” son tratados con gran profundidad – y ustedes disculparán el juego de palabras.
Uno de los capítulos de “Entre piernas” versa sobre el biólogo, zoólogo y sexólogo estadounidense Alfred Kinsey, que es considerado como uno de los pioneros de la investigación sexual humana, en la década de 1930 dio inicio a un estudio a gran escala sobre el sexo (enfocado al matrimonio y a la familia). Comenzó a recabar las experiencias sexuales de los asistentes a sus cursos. Después sobre los hijos pequeños de los asistentes a sus cursos. Y los documentaba fehacientemente. ¡Y vaya de cosas que descubrió! El buen Alfred publicó “El comportamiento sexual en el hombre” en 1948, y en 1953 continúo con “El comportamiento sexual en la mujer”.
Si desean leer las costumbres sexuales de más de 10,000 estadounidenses de mediados del siglo pasado – calenturas, traumas y fantasías – temo decirles que no será posible. Los archivos están resguardados por la Universidad de Indiana y muy pocas personas cuentan con acceso a ellos. Pero hay una película “Kinsey” – que no he visto, aclaro – donde Liam Neeson interpreta a Alfred (como dato curioso, la actriz Laura Linney recibió la nominación al Oscar a la Mejor Actriz en 2004 por este filme).
Así que, amigos y amigas, aprovecho este espacio – y su atenta lectura – para recomendar dos cosas:
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Lean el libro de Mary Roach;
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Este 14 de Febrero disfruten de su sexualidad. O, como he venido publicando últimamente, #menosCupidoymásKinsey. Ya que, de hecho, para un buen orgasmo todos los días son tan buenos como éste.
Me disculpo si alguno de ustedes se ruborizó por las letras anteriores. Pero el buen sexo causa rubor. Y en lo personal, creo firmemente, que lo merece.
Veremos.