Por Rogelio Rivera Melo

Fury Road – o la alegoría del mundo actual.
Fury Road es el último filme del director australiano George Miller. La cuarta entrega de la saga Mad Max, esta película es – en una sola palabra – alucinante.
Más allá de la coreografía de imágenes, sonidos y elementos cinematográficos llevados al límite, Fury Road es una alegoría del mundo en su estado actual. El escenario – al igual que todas las películas anteriores – es un planeta destruido en el que una élite gobernante que mantiene bajo su control a población estratificada y sometida por el monopolio de los recursos necesarios para vivir. Al igual que sucede en casi todos los países del planeta de hoy.
Una humanidad enferma por los excesos y las carencias es la que vive en este entorno post-apocalíptico.
Max, un hombre dañado (como todos los humanos) por su pasado y por su presente, no tiene más misión en su vida que sobrevivir (aunque pareciera que ni eso le importa) pero se ve lanzado en una ruta de colisión directa con una de las heroínas más memorables del cine: Imperator Furiosa – una mujer incompleta pero tan fuerte y poderosa que en realidad la película no gira en torno a Max, sino a ella y su misión.

«Siempre hay alguien que se rebela».
La rebelión de Furiosa (Charlize Theron) va en contra de todo el sistema, pero se centra en un solo punto: la dignidad humana. Y durante la totalidad de la película se vive una lucha feroz por alcanzar ese solo objetivo. Igual que en el mundo actual.
Max (Tom Hardy) es el loco que sigue el camino de una redención que ni siquiera es suya. Un camino que no puede ser transitado fácilmente – lleno de obstáculos, monstruosos capitalistas, avaros armamentistas y los ejércitos fanáticos de la guerra y la pseudo-religión – que solo puede ser atravesado con ayuda de los marginados, los arrepentidos, los experimentados.
Una persecución desquiciada, emocionante, llena de locura y que llega al mismo punto donde inició pero con un futuro más brillante: uno donde todos tenemos que luchar por lo que nos merecemos.
Y no diré más.
Pero seguro la volveré a ver. ¿Y ustedes ya la vieron? ¿Qué les pareció? ¿Quiero saber?
Veremos.