En la Ciudad de México, las mujeres marcharon en protesta por la inseguridad en su contra que, irónicamente, generan las instituciones de seguridad del Estado.

Si me preguntan – que nadie me va a preguntar – yo prefiero el feminismo clásico del siglo XIX – el de Emmeline Pankhurst, el de la Wallace Dunlop, Leonora Cohen o la Wilding Davidson…
Ellas no necesitaban encuerarse para exigir sus derechos.

¿Qué sucede con las feministas de hoy? ¿Cómo se atreven a lanzar brillantina a los políticos y policías?
En dónde quedaron los atentados con dinamita, los boicots en las Cámaras de representación popular y los ataques con bombas a los miembros del gobierno.
Recuerden la máxima, estimado lector, querida lectora: «Las revoluciones sin violencia, no son revoluciones«.

La violencia no lo cambia nada. Pero lo puede cambiar todo.
Todo mi apoyo a las mujeres que marcharon para exigir – y exhibir – a un gobierno que no hace nada por nadie. Ni siquiera por él mismo.
Veremos.
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Texto original: Rogelio Rivera Melo
Fotografía: Publicadas en SinEmbargo
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