Con pelos y señales. Por Rocío Sánchez.
“¡Qué casualidad que tantas mujeres empiezan a hablar ahora! ¿Por qué no lo dijeron antes?”
¿Por qué hasta ahora?
“¡Qué casualidad que tantas mujeres empiezan a hablar ahora! ¿Por qué no lo dijeron antes?” Es una pregunta que he escuchado (y leído) varias veces desde que se destapó la cloaca de los hostigamientos y abusos sexuales en Hollywood, encabezados por Harvey Weinstein.
Como una avalancha surgieron otras acusaciones contra él, pero también contra otros productores de la industria, contra actores y luego contra políticos de diversas nacionalidades.
¿Por qué hasta ahora? Es una pregunta realmente fácil de contestar. Aclaro que hablo como mujer (y un poco desde mi lectura del género). No soy psicóloga ni sexóloga, pero sé lo que es el acoso porque lo he vivido de diferentes maneras.
La primera respuesta a la gran pregunta es: porque una se culpa. Aunque una tenga claro que quien está actuando mal es el otro, siente culpa. ¿Por qué no le dije nada? Y si lo hice, ¿por qué no fui más firme? ¿Por qué no di la media vuelta y me fui? Tal vez si le hubiera sonreído menos. Quizás si hubiera sido menos amable o si hubiera evitado a toda costa quedarme a solas con él… Sentimos que es nuestra culpa, y ese sentimiento crece porque cuando le contamos lo sucedido a alguien más, casi sin variación obtenemos como respuesta un cuestionamiento. “El hombre llega hasta donde la mujer quiere”, nos han repetido toda la vida; luego entonces, si el hombre “se propasa” es mi culpa porque de alguna manera abrí la puerta para “algo más”.
La segunda respuesta tiene mucho que ver con la anterior: teníamos miedo. Si, en mi mente, yo provoqué el acoso o, cuando menos, lo permití, ¿cómo voy a acusar a alguien que además tiene una jerarquía mayor? No queremos perder nuestro trabajo ni el acceso a algún servicio, o más aún, no queremos perder una amistad o una relación familiar porque si hablamos seremos tachadas de exageradas o de “apretadas” por no aceptar un “piropo” ni un trato cariñoso.
Espero que la tercera y última respuesta sacie la curiosidad de saber, exactamente, por qué hasta hoy las mujeres (y muchos hombres) han hablado: porque hoy existen las condiciones propicias para hacerlo. El hecho de saber que no fui la única acosada, abusada o violada por cierto personaje me da la seguridad de contarlo, además de que sé que si somos muchas quizás sea posible evitar que le suceda a alguien más.
Hablando de los tiempos, es importante apuntar algo. Hace veinte o treinta años, el acoso sexual era una manera normal de comportarse. La sociedad funcionaba así. Ojo, no estoy diciendo que esto estuviera bien (muchos años la esclavitud fue normal y no quiere decir que fuera buena). La dinámica entre géneros indicaba que ellos debían intentar a toda costa hacerse de la mujer que les gustaba (así fuera por la fuerza), mientras que ellas debían resistir y resistir y resistir. Aun en el caso, por ejemplo, de que numerosas actrices de Hollywood hayan cedido a esos acosos y hayan tenido relaciones sexuales a cambio de algo, no quiere decir que los acosadores queden eximidos de culpa. El abuso de poder es por definición antiético.
¿Rehabilitación?
Tanto Harvey Weinstein como Kevin Spacey (acusado de acosar a hombres desde hace décadas) se han recluido en la misma clínica de rehabilitación para tratar lo que ellos dicen es adicción al sexo. Como dije, no soy psicóloga, pero no creo que ese sea su problema. ¿De verdad no pueden controlarse? ¿Es en serio que no pueden parar? Yo digo: no. Su comportamiento lo ejercieron desde sus posiciones de poder y se debe, simple y sencillamente, a que podían hacerlo sin obstáculos, una y otra vez, aprovechándose de la situación de inferioridad de sus víctimas. Su conducta no es compulsiva, es solamente abusadora. No, ellos no están enfermos. Como dicen algunas feministas, son los hijos más sanos del patriarcado.
+ + + + + + + + + +
Lector, lectora. Nos interesa saber tu opinión. Deja tus comentarios y que el mundo siga girando.
Si tienes alguna sugerencia, duda, pregunta, comentario o situación sobre la que quisieras que Rocío escriba, (recuerden que es especialista en temas escabrosos y cachondones) puedes enviar un correo a heroismoagonizante101@gmail.com – Garantizamos el anonimato de quienes lo soliciten. Esperamos tus mensajes.
Lee más de Rocío Sánchez en
Letra S: VIH/Sida,Sexualidad,Salud y Leyendas Sexuales
Otros textos de Rocío:
Cuando la belleza cuesta (y duele).