La Retórica de lo Trivial CXI Por Rogelio Rivera Melo
Ética 101.
Debido a que últimamente mis relaciones interpersonales no se han visto muy favorecidas – sobre todo por la manera tan «necia» (dirían algunas personas) en la que expreso mis opiniones, me he dado a la tarea de retomar el estudio de tres disciplinas – Ética, Lógica y Retórica – que, espero, me ayudarán a desempeñarme mucho mejor en esa área social tan escabrosa.
Aunque ya en la preparatoria había llevado Principios de Lógica y Ética como materia, darme a la labor de investigar y ahondar (con veinte años más de experiencia) en los temas citados, me ha dejado con una impresión de choque que obviamente, me gustaría compartir contigo, lector, lectora. Y es que no quiero vivir yo sólo todas esas cosas rarísimas que pasan cuando uno comienza a estudiar – de nuevo – algo que se supone ya conocía.
Así que empecemos con un pequeño resumen sobre de LA ÉTICA.
A grandes rasgos, la Ética es el estudio de la Moral, el Deber, la Virtud y el Vicio.
Seré muy breve cuando les diga que la MORAL responde a una pregunta: «¿Qué debo hacer?» (Una pregunta que todos y todas deberíamos hacernos cada vez que tengamos que decidir algo).
La respuesta a esta pregunta implica que cada persona ASUME la obligación de contestar con una de dos expresiones: «DEBO HACER…» o «NO DEBO HACER…».
La respuesta variará de acuerdo con quien la formula o al contexto, al conocimiento o la experiencia de cada persona. O sea que la moral es individual. Habrá quien diga «No debo estudiar filosofía«, y es válido, de acuerdo a su percepción moral. Y quien diga lo contrario no está en una equivocación.
Sin embargo, la ÉTICA nos lleva a la titánica labor de JUSTIFICAR nuestra respuesta inicial. Por ejemplo «DEBO HACER TAL COSA, PORQUE…» o «NO DEBO HACER ESO, PORQUE…«
Escrito lo anterior, aunque conozcamos a alguien con quien nunca podamos establecer un diálogo ya que nuestras OBLIGACIONES MORALES nos separan ideológicamente, podremos buscar una interacción para llegar a un acuerdo cuando las justificaciones de nuestras respuestas iniciales son bien establecidas.
Y eso ya es ganancia. Llegar a una comprensión de porqué la gente hace o no hace las cosas es el principio de la empatía.
Por tanto… un ejemplo de una oración que contesta a la primera pregunta (moral) y que la justifica (ética) es: «Debo estudiar la ética porque me ayudará a comprender mejor las razones morales de mis interlocutores – sea cual sea su género, raza, edad, credo, profesión, afiliación política y preferencia sexual«.
La sentencia anterior, es un claro ejemplo de una oración que busca un bien común, por tanto es una sentencia virtuosa (llena de Virtud). A diferencia de una sentencia viciosa (llena de Vicio) – que no llevaría a ningún fin feliz por parte de los enunciantes.
Por decirlo así, mientras mayor virtud haya en una justificación a la pregunta inicial, el «bien vivir» será mejor. Lo bueno es bueno para todos. Y por tanto, la ética ya no es cuestión individual, sino colectiva.
UFFF… Escribirlo de una manera tan simple es una labor que me ha costado tres horas de reflexión.
Y no me acuerdo que alguna vez me lo hayan enseñado así en la escuela… Aunque quizá estuviera distraído con algo – o alguien.
Así que para finalizar, y en vista de lo anterior, citaré al filósofo uruguayo Sirio López quien dice: «En nombre de la Filosofía y, en general, de una vida vivida más lúcidamente, necesitamos más ética y menos moral».
«Justifica tus dichos, ciudadano. Para que no quede duda de tus hechos». O algo así.
Veremos.
Por favor, me gustaría (como siempre) que compartieran con este bloguero y todos los lectores sus opiniones (así como sus conocimientos, apuntes y señalizaciones puntuales relacionadas con el tema) en la sección de comentarios que se encuentra al fondo, a la derecha.
Gracias.
