10 | julio | 2013 | Heroísmo Agonizante 101 (Sólo para principiantes)

Por Rogelio Rivera Melo

«Encontré a mi Paciente Cero tras la puerta con llave de una casa abandonada, al otro lado de la aldea. Tenía doce años. Sus pies y manos estaban atados con correas plásticas para embalaje. Aunque se había arrancado la piel alrededor de las correas, no sangraba. Tampoco había sangre en ninguna de sus otras heridas, ni en las cortadas de sus piernas y brazos, ni en el enorme hoyo en donde alguna vez había estado el dedo gordo de su píe derecho. Se retorcía como un animal, y una mordaza ahogaba sus gemidos». —Dr. Kwang Jingshu, Gran Chongqing, Federación Unida China.

Publicada en 2006, «Guerra Mundial Z: una historia oral sobre la guerra zombi», la novela de Max Brooks fue aclamada por la crítica – y se convirtió en un bestseller inmediato – debido a la estructura innovadora del libro.

Adentrarse en la obra de Brooks es ser llevado de la mano por los sobrevivientes de una epidemia desconocida que causa en todo el planeta un apocalipsis zombie. Las narraciones, llevadas en forma de entrevista, describen de manera íntima – excesivamente realista – los testimonios de quienes vivieron de cerca – en cada uno de los sucesos en casi veinte años de esfuerzos por comprender y sobrevivir con terror, así como de sobreponerse – vencer – a los infectados.

En el libro no hay un personaje principal, el autor solo «recopila», por encargo del Secretario General de la ONU post-zombi, los eventos de la guerra. De este modo, cada uno de los entrevistados va creando una parte del entramado que sostiene la historia general, logrando al final una excelente narración.

Leer «Guerra Mundial Z» como una obra de ficción es entretenido. Le garantizo, lector, lectora, que lo atrapará. Pero al analizarla como lo que en realidad es – un tratado crítico sobre la geopolítica actual y la psique humana – la encontrará sumamente interesante. Comprender los motivos religiosos, políticos, armamentistas y racistas del ser humano es entender la manera tan «predecible» en que actúa la raza humana en caso de un desastre.

La lectura se vuelve angustiante en partes. Uno casi puede escuchar «el aullido» que emiten los «no-vivos» antes de atacar. Y lo confieso, soñé con zombis mientras leía el libro.

Luego, fui al cine a ver «Guerra Mundial Z», del director Marc Foster, donde Brad Pitt es Gerry Lane, un agente retirado de la ONU (la verdad es que nunca entendí que hacía Lane antes de retirarse, pero supongo que era un soldado de fuerzas especiales que actuaba como guardaespaldas del Secretario General debido a sus «múltiples recursos»).

Lane escapa de Filadelfia con su familia justo cuando comienzan los ataques de zombis en los Estados Unidos (en el libro sería como por la tercera parte – cuando se desata el llamado «Gran Pánico») y su exjefe le pide encarecidamente que regrese, ya que el destino de la humanidad está en sus manos y le pide que viaje alrededor del mundo para buscar la cura a la desconocida enfermedad (la rabia sudafricana, en el libro). Obvio, son lugares infestados donde ni siquiera los SEAL’s de la US Navy están seguros.

Lane acepta el trabajo bajo coerción (con la condición de que alojen a su esposa y a sus hijas en un lugar seguro) y se une al Dr. Fassbach – biólogo de Harvard – en la búsqueda del remedio. Afortunadamente el doctorcito le pasa toda la información necesaria a Lane-Pitt para llevar a cabo el trabajo antes de tropezar. Y morir.

Y en menos de tres días, después de luchar contra millones de zombis alrededor del planeta, Lane descubre un método para que los humanos luchen efectivamente. Y ya.

¿Sólo eso? Si. Sólo eso. ¿Dónde quedó la «Batalla de Yonkers», la guerra nuclear mundial, los inviernos sin combustible o calefacción, la desesperación de los hombres y mujeres que van perdiendo a sus familias no por el ataque de los monstruos, sino por el hambre y la sed? ¿Dónde queda la descripción del ingenio humano para crear armas eficaces para «matar» algo que no está vivo – los lobotomizadores, los sabuesos, los bats de beisbol?

Quizá en la secuela. Si. Ya anunciaron la segunda parte. Con el buen Brad. Y los nuevos zombis, que no son como los que George A. Romero hiciera famosos en su «La noche de los muertos vivientes». Así que tendré que esperar a su estreno – casi estoy seguro que tendré que leer la reseña porque no la veré.

En conclusión… ¿Me gustó la película? Si. Aunque se haya llevado entre las patas a una excelente obra de literatura que, de hecho, me gustó mucho más.

Veremos.