La Retórica de lo Trivial LXXXI Por Rogelio Rivera Melo
Se puede leer en el cartel “¿Y si el gobierno quisiera demoler el Central Park de Nueva York o el Tiergarten de Berlín para construir un centro comercial? Eso es lo que está pasando aquí”.
El parque Taksim Gezi, ubicado en el centro de Estambul, Turquía, y uno de los más pequeños de la ciudad, se ha convertido en el detonador de una de las más virulentas manifestaciones sociales en el país. A finales de mayo, un grupo de trabajadores públicos llegó a este parque.. Los hombres comenzaron a derribar árboles, desbastar el área pública para poder construir un centro comercial y volver a erigir un complejo histórico (un edificio militar demolido en 1940). Lo anterior provocó que un grupo de ambientalistas protestaran en la reducida plaza junto al parque. Una plaza que tradicionalmente se ha utilizado para la realización de manifestaciones políticas.
La situación era algo rutinaria, pero se convirtió en un caso volátil cuando la policía comenzó a seguir una peligrosa receta: Gente manifestándose por circunstancias abusivas. Agregue el desalojo de la concurrencia empleando granadas con gas. Añada agua a discreción – la de los cañones anti-motines. Y las redes sociales. El enojo popular por el abuso de un gobierno al que – desde hace algún tiempo – se le ha tachado de “represivo”, “excesivo” y hasta “dictatorial”.
Se corrió la voz.
Lo que inició con el sueño idílico de todo comandante de sector policial – desalojar a unos 50 manifestantes pacíficos – de pronto se convirtió en una pesadilla para el gobierno de Recep Tayyip Erdogan. Cuarenta mil – si, cuarenta millares de personas – cruzaron el río Bósforo hacia Estambul para unirse a las protestas. Ya no era solo por el parque. Ahora era por la democracia. Ya no era solo Estambul. Hay manifestaciones en ciudades de Turquía como la capital Ankara, Izmir, Antalya, Konya, Eskisehir, y en países donde existen grupos de inmigrantes turcos como Bulgaria, los Países Bajos, Austria, Alemania, Francia e Inglaterra.
Mayo. 28. 29. 30. 31. Junio. 1. 2. 3. Las protestas continúan en varias provincias turcas. Y la represión política también. La reacción internacional no se ha hecho esperar. Pero, siendo Turquía un enclave importantísimo (mitad europeo, mitad asiático) para la geopolítica de la región, le han dejado hacer.
Los eventos aún continúan. El desenlace no se ve claro aún. Este espacio no pretende justificar a uno u otro bando, sino hacer énfasis en la enseñanza que nos deja esta situación – a todos. Los gobernantes ya no rigen sobre reinos particulares o sobre feudos de poder absoluto, ahora los ciudadanos tienen medios – mejores y más efectivos – para organizarse en contra (o a favor) de una causa. Sea la que sea.
El gobierno turco quizá supere la crisis, pero estoy seguro que no saldrá bien parado. Nada será igual. Y bien haríamos todos en comprender que el activismo social – cuando sale a las calles, cuando se aleja del teclado de la computadora, cuando está organizado por, y para, la sociedad – es una de las armas más efectiva que existen en contra de los regímenes absolutistas.
Aprendamos de lo que pasa en Turquía. Gobiernos y ciudadanos, por igual.
Veremos.


