
POR ROCÍO SÁNCHEZ
Publicado originalmente en la Revista Cambio.
| ¿Qué tal la fiebre del Súper Bowl? Mientras escribo estas líneas cuento las horas para que comience el partido de fútbol americano más esperado del año, pero para el momento en que usted las lee, lo más seguro es que ya haya un nuevo campeón de este deporte, uno de los más rentables del mundo.Ya sabemos las historias sobre cobros millonarios (en dólares) por espacios de publicidad durante este famosísimo partido, y hasta hemos oído las leyendas urbanas de que las cañerías en Estados Unidos se colapsan justo cuando empieza el medio tiempo, pues es el único momento en el que la gente se despega de sus asientos para ir a desalojar las cervezas. Queriéndolo o no, muchos acabamos frente a la televisión el primer domingo de febrero de cada año. Y es que espectáculos como este está lleno de atractivos que apelan al instinto sexual, tanto en hombres como en mujeres. Para empezar, el fútbol americano (más que otros deportes de equipo) nos remite al componente primitivo de la agresividad humana. La competencia, la batalla y la necesidad de triunfar se escenifican bien clarito en el emparrillado.
Ya el sociólogo alemán Norbert Elias explicó – en su libro Deporte y ocio en el proceso de la civilización– que los deportes de conjunto nacieron de la necesidad de sublimar la agresividad entre individuos, esto es, hacer una representación de la violencia, en lugar de ejercer la violencia en sí. Las pasiones desbordadas, entonces, no son gratuitas. Y si lo vemos así, ¿qué puede ser más sexy para las mujeres (la mente humana-instintiva-primitiva femenina) que los guerreros? Hay muchas que no entienden un pelo de fútbol americano, pero se quedan calladitas frente a la televisión, viendo golpearse y correr a un grupo de sujetos, entre los cuales el más bajito debe medir 1.80. Tampoco le van a negar una miradita a esas fortísimas piernas y musculosos glúteos, o a los torneados brazos llenos de tatuajes. No me dirá usted, querida lectora, que eso no le ayuda a soportar las horas que dura el juego. Los varones, por supuesto, suelen ver el juego por sí mismo, porque subliman ese afán de competencia del que ya hablamos, pero tampoco creo que se quejen del atractivo visual que les ofrece el Súper Tazón. Un símbolo sexual como la cantante Beyoncé probablemente hizo que los espectadores se quedaran en su lugar, aun durante el medio tiempo. Ya les han dado algunos otros “regalitos” de este tipo en eventos anteriores, como cuando participó Jennifer López o cuando Janet Jackson enseñó de más en plena transmisión. Pero no por ser menos famosas o porque no sepamos todos sus nombres vamos a dejar de mencionar a las porristas de los equipos. Las animadoras de los Cuervos y las llamadas Gold Rush (Fiebre del Oro) de los 49ers también roban la atención de los aficionados. No importa el frío o la lluvia, ellas siempre lucirán sus curvas en pequeñillos atuendos. Aunque las rubias han sido, durante mucho tiempo, las favoritas, la diversidad étnica de Estados Unidos se ha reflejado en estos grupos donde ya encontramos chicas de rasgos asiáticos, afroamericanas o latinas. Y corríjame si me equivoco, pero creo que su belleza física no es lo único que las hace tan atractivas. Las miro y pienso, ¿a qué hombre no le gustaría tener a su lado una mujer que siempre está de buenas? Aunque el marcador muestre una paliza entre los equipos, ellas siempre sonríen, saltan, gritan y permanecen optimistas frente a la adversidad. Espero que haya disfrutado mucho este partido, se haya dado un buen taco de ojo y ¿quién sabe? Igual y hasta se inspiró para cumplir ese propósito de año nuevo, ponerse a hacer ejercicio y tal vez parecerse a alguno de estos modelitos, tanto masculinos como femeninos. |
http://www.revistacambio.com.mx/index.php/201302043472/lo-sexy-del-super-bowl-3472.html