Stanislav Petrov.
Cuando uno piensa en héroes, de esos que salvan el planeta, la mente recurre a aquellos que son retratados en las historietas o en las películas de acción de Hollywood. Pero a veces, solo a veces, hay humanos reales – de esos que se levantan a desayunar todos los días – que con sus acciones han logrado demostrar que el heroísmo no está agonizante y que todos podemos ser héroes.
En 1983, en un apartado lugar de Siberia, en la entonces Unión Soviética, el teniente coronel Stanislav Petrov se convirtió en uno de los superhéroes de la historia.
El 26 de septiembre, Petrov estaba de guardia (en realidad, estaba sustituyendo a un compañero) en el búnker 15 de la base Serpukhov, hogar de la coordinación de defensa aeroespacial soviética. A las 00:14, un satélite captó algo en la atmósfera. Una fuente de calor ascendía por el este y sus características correspondían a las de un misil. Se dio la alarma. Al parecer se había lanzado un misil balístico Minuteman-I norteamericano desde los silos de Montana. Tiempo estimado de impacto sobre la U.R.S.S., 20 minutos.
El protocolo de defensa soviético establecía que sí se registraba una amenaza en forma de misil nuclear hacia territorio de la URSS, el oficial encargado debía ordenar, de forma inmediata, un primer contraataque contra suelo norteamericano. Debería informar a las autoridades después de haber iniciado el ataque.
Imagino que esa noche se hicieron realidad las peores pesadillas del personal militar soviético.
Petrov, prudentemente, se cuestiona “¿un solo misil americano contra la totalidad del poder nuclear ruso?” Quizá sea una falla del sistema. Un error del satélite. Decide cancelar la alarma y esperar.
Pasaron unos segundos cuando las sirenas se volvieron a activar. El satélite detectó cuatro fuentes de calor adicionales surgiendo de la misma posición.
El “Botón Rojo” al alcance de la mano, la amenaza se dirigía hacia su país. No puedo imaginar, lector, lectora, lo que pasó por la mente de Petrov en esos instantes. Era su deber dar las instrucciones para lanzar todos los proyectiles con capacidad nuclear de su patria hacia los Estados Unidos. Pero elige esperar unos minutos más.
Según declaró después, “No se pueden analizar bien las cosas en sólo un par de minutos, todo lo que se puede hacer es confiar en la intuición. Tenía dos opciones: o pensar que los ataques con misiles no parten de una sola base, o que el ordenador ha perdido la cabeza”.
En las fechas cercanas al equinoccio de otoño, el Sol y la Tierra se alinean de forma que se generan rayos que los satélites identifican como “fuentes de calor”. En el ángulo exacto, la misma señal térmica que un lanzamiento de misiles. Eso es lo que sucedió. Una desafortunada coincidencia. Una rara alineación cósmica pudo haber acabado con la civilización moderna.
Al informar del incidente, Petrov no es sancionado militarmente por haber violado los protocolos establecidos para una situación determinada. Sin embargo lo ubican en una posición de menor importancia. Sospecho que, aún cuando el gobierno soviético ocultó el incidente, todos suspiraron aliviados.
Petrov se retiró del ejército soviético. Pero en 1998, la historia fue contada por alguien en la ex-Unión Soviética. Un militar pensionado había salvado al mundo de una debacle apocalíptica nuclear.
En 2004, Stanislav Petrov fue galardonado con el premio “World Citizen Award”. En 2006, fue homenajeado por la ONU por sus acciones militares.
Al preguntarle la razón por la que no había dado la orden de liberar los misiles soviéticos, respondió: “La gente no empieza una guerra nuclear con solo cinco misiles”.
Un verdadero héroe. Pero cuando lo festejan, Petrov solo comenta: “No me considero un héroe. Hice mi trabajo y lo hice bien”.
La extraordinaria historia del “Incidente del Equinoccio de Otoño” me hace reflexionar y preguntarme… “¿Estoy haciendo bien mi trabajo hoy?”
Veremos.
Yo también soy el que soy. 
Heroísmo Agonizante 101 (Sólo para principiantes) 
Me encanta la historia y sobre todo el razonamiento que tiene en esos instantes Petrov. Sinceramente sea una cosa que salve la vida al mundo o una simple decicion cotidiana, tiene que ser meditada con cautela, porque puedes alterar tu propia vida a raiz de ello. Saludos
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Uffffff que historia!
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Verdad que si, Normita…
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Bonita Historia Real. Me gustó y trajo a mi mente la película «Un Día Después».
Dejame contarte otra (historia real). En 1962, la poderosa flota soviética zarpó de puertos rusos, rumbo a Cuba con más de 50 destructores y acorazados, su carga «mateiral balistico de corto y mediano alcance.
Los vuelos espías estadounidenses, sobre Europa, detectaron dicho acontecimiento (2 o 4 años más tarde los soviéticos derribaron a uno de estos vuelos en aviones U2 (de ahí el nombre del grupo musical irlandes U2) que partían de Irlanda y aterrizaban en Alemania, cayendo sobre suelo ruso y haciendo prisionero al piloto).
El Presidente J.F. Kennedy ordenó la movilización de su ejercito hacia la costa Este (desde NY hasta Florida). Al mismo tiempo sus barcos armados estacionados en la costa Oeste atravesaron el Canal de Panamá para juntar a un grupo de 50 barcos acorazados y enfrentar a los rusos en camino a Cuba, en un punto del Océano Atlantico relativamente cercano al Mar Caribe.
John F. Kennedy dejó en manos de Robert Kennedy (su hermano) la dirección de esta misión. Entre las estrategias que Robert diseñó, la más importante fue embarcar a un civil en el barco insignia de la Flota Americana, que acompañara al Almirante en los momentos de retroalimentar a Washington y al mismo tiempo de transladar a los Secretarios de la Defensa y Marina a la Casa Blanca. De tal manera que los militares no tomaran la decisión de abrir fuego. Sería el Presidente Kennedy quien daría esta órden.
Pero los Kennedy estaban convencidos de NO abrir fuego en ningún momento, sino tratar de disuadir a la flota rusa de regresar a casa. Si esto no resultaría, los barcos rusos tendrían que rodear a la flota americana y seguir hacia su destino. NO sería USA quiern comenzara la 3era Guera Mundial.
Mientras ambas flotas navegaban una hacia la otra, la flota americana fue cerrando la distancia entre sus buques de tal manera que presentaran una barrera ante los rusos.
Al mismo tiempo la Casa Blanca informaba a sus aliados en Europa de los acontecimientos y, en casa, las noticias locales habian detectado el movimiento del ejercito y barcos americanos dirigiendose a la Costa Este. La Casa Blanca fue entrevistada y respondió «maniobras de entrenamiento, nada de qué preocuparse».
Llegó el día en que ambas flotas se encontraron cara a cara, todos los hombres (de ambos lados) se encontraban en sus puestos de combate. Los Kennedy eran informados por el civil abordo del barco insignia, el Secretario de Defensa y de la Marina se encontraban junto a los Kennedy sin permiso para hablar.
Los barcos rusos, al encontrar a la flota americana desplegada en forma de barrera se detuvieron pero, sólo un barco ruso continuó su camino de frente a los barcos americanos (creo que este barco se llamó Istambul). Jorhn F. Kennedy ordenó NO abrir fuego y dejarlo pasar. La flota americana asi lo hizo y ante su asombro vió comó los barcos rusos regresaban a casa.
El Istambul llegó a Cuba pero no descargó nada. Regresó a casa sin pena ni gloria y el embajador americano ante la ONU propuso al embajador ruso mencionar el incidente como una maniobra de práctica fuera de casa lo cual motivó la alarma de pánico de USA, pero para evitar estas posibles alarmas propondría instalar el teléfono rojo entre Washington y el Kremlin. Una salida muy diplomática de parte de USA.
El Presidente John F Kennedy y su hermano Robert yacen en el panteón militar de Arlinton (a las afueras de Washington). Cerca de sus tumbas se encuentra una llama encendiada 24 / 7 como recordatorio a la valentía que ambos mostraron en sus carreras militares y civiles.
En «Un Día Después» el personal humano es substituidó por computadoras, pues uno de ellos fue incapaz de accionar el boton de lanzamiento de misiles intercontinentales ante una amenaza de guerra.
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Wow!
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Elemental, lo que el menciono, hay ocasiones en las q no se puede pensar, hay confiar en nuestra intuición, raramente llega a equivocarse, pero también raramente logramos confiar en ella totalmente, ahora que lo pienso, habría podido evitar pelear varias batallas sino hubiera desconfiado de mi intuición….
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