Archivo diario: 13/08/2012

LA RETÓRICA DE LO TRIVIAL XLIV

Vamos a platicar.

Ayer cuando me subí al transporte colectivo – podrán decir que no tiene glamour viajar en sistema comunal, pero a mi me gusta (me da tiempo para leer)  – venía ensimismado en mi lectura cuando, junto a mi, una mujer de edad avanzada comenzó a platicar. Lo curioso es que aunque había más pasajeros, la conversación no era con alguien en particular. La charla que mantenía – imagino que consigo misma – era tan animada que reía y fruncía el ceño, y levantaba la voz cuando se enojaba. Lo que, de hecho, la volvía atrayente para los que “sin querer” estábamos escuchando.

Fue solo porque hablaba en voz alta  (mi mamá me enseñó a no ser impertinente ni a enterarme de las conversaciones ajenas) que supe que un hombre había ido, hace varios años, a Venecia y a Milán, de donde había traído a muchas mujeres – no sé con que fin. También me fui poniendo al corriente de donde habían estado los viejos edificios que antaño adornaban la ruta por la que viajaba nuestro trolebús. Cuando, treinta minutos después, llegamos a la estación donde bajé, la mujer continuaba con su monólogo. Una bonita plática dirigida a nadie. O más bien, a alguien que no estaba ahí.

Ya que descendí del vehículo sentí un poco de tristeza. Quizá puede haberle preguntado algo. O entablar conversación con ella (aunque quizá estuviera un poco alterada de sus facultades mentales – dígame usted, lector, lectora, ¿quién no lo está?). Pero no lo hice. Y de pronto me vino a la mente la imagen de un reo condenado a pasar su vida en solitario, y me hice una pregunta ¿con quién platica uno en esas circunstancias?

Personalmente, uno de los placeres más grandes que encuentro en las relaciones humanas es el diálogo. Las grandes amistades que he entablado durante mi vida se ven marcadas por una característica común: la conversación amena. Intensa. Tengo amigos a los que no veo frecuentemente, pero que, cuando nos sentamos, una vez que nos acomodamos y soltamos la lengua, pueden pasar horas y horas mientras disfrutamos de una buena charla. Y obvio, de un buen café.

Justamente un día antes de mi encuentro con la “señora que hablaba con ella misma” mi pareja y entablamos una conversación sobre temas tan divergentes como interesantes. Siempre me ha gustado la manera en que podemos defender tan apasionadamente nuestros puntos de vista – a menudo opuestos – y aprender el uno del otro en circunstancias de igualdad y respeto. Escuchando con atención y expresando lo se opina. Y es una de las partes más importantes en nuestra relación.

No se piense que juzgo a la mujer por hablar sola. Mientras escribo estas líneas, pienso que también he vivido momentos en los que he platicado conmigo mismo. Largos días en el desierto. Noches de oscura soledad mientras velaba el sueño de mis compañeros. De hecho, si me apuran un poco, puedo decirles que escribir es hablar con uno mismo – con la esperanza de que tú, lector, lectora, te conviertas en la parte que le falta a mi diálogo. Hablar con uno mismo es – e históricamente ha sido – la mejor manera de organizar las ideas y los puntos de vista, antes de exponerlos a los demás. ¿Cuánta de la sabiduría que se ha transmitido a través de los siglos ha comenzado como un monólogo al viento? Me imagino a Isaac Newton, luego de haber sido casi golpeado por la manzana que caía, diciendo algo en voz alta. Preguntándose el porqué. Tratando de organizar sus ideas. Manoteando, incluso, y gesticulando cuando expresaba sus hipótesis.

Y tú, amigo, amiga ¿Piensas en voz alta? ¿Le hablas a alguien cuando nadie está ahí? ¿Te reclamas a ti mismo por tu proceder? (frase de mi madre). Confiésalo. Creo que es una característica inherente a la humanidad. Pero si pueden compartir sus pensamientos, no los guarden dentro de sí. Quizá ahí esté algo importante. ¿Por qué no decirlo?

Hace muchos años, una persona mayor me dio un consejo  que trato de no olvidar y que hoy comparto con ustedes:

Búscate una pareja con quien te guste conversar. Mientras más viejos se hagan, cuando la relación sea más de compañía que de sexo, la conversación se volverá una de las cosas más trascendentales en la vida de ambos”.

Vuelvo a pensar en la mujer que contaba su vida, sus recuerdos, sus anécdotas al aire. Y me vienen a la mente la imagen de una llave de agua abierta… todo eso desperdiciándose y fluyendo con la lluvia hacia el drenaje.

Así que no lo pospongamos más… ¿cuándo platicamos?

Veremos.

Categorías: Reflexiones | 7 comentarios

Blog de WordPress.com.

Anna Fonte's Paper Planes

Words, images & collages tossed from a window.

Deletreados

Literatura y Psicoanálisis

bienestarterapiasdotcom.wordpress.com/

Acupuntura, Reiki, Estética, Biomagnetismo, Masajes

telodigosindecirlo

realidad interpretada

Angela Dalmar

madre de las mariposas

LA REALIDAD DIARIO

Diario satírico y puede que humorístico. Rigor subjetivo

Tenebris Ficta

Espejos a otras realidades

Hams Sneyder

Pensamientos que ayudan

perezitablog

Amando mi caos.

Así, como un 8 tumbado

Abriendo el alma

Terminando de empezar

las vueltas que da la vida.....

EL ARTCA

Poesía Microrrelatos Arte Música

Lo que me robó el Covid

Memoria colectiva

Lo que te trae la marea

Creaciones artísticas, ilustraciones, cuadros y dibujos

InBLOGnito

on the internet, nobody knows you're a blog

Discover WordPress

A daily selection of the best content published on WordPress, collected for you by humans who love to read.