Echénle un ojo a esta disertación sobre la estupidez.
El peor enemigo del mundo no es la maldad, sino la estupidez. De un malvado inteligente puedes aprender e incluso sufrir los estragos de su maldad puede hacerte más lúcido, pero de un estúpido nunca aprendes nada»
La frase, de Arturo Pérez Reverte, tiene un fundamento veraz y brutal. Creo, con toda la convicción que puedo llegar a desarrollar, que el mundo sería un lugar mejor sin tanto estúpido que nos roba el aire (poco es lo robado, porque el cerebro de un estúpido necesita menos oxígeno que el de una persona normal).
Pero una vez que comienzo a analizar la cita – obviamente con un afán científico, quizá el de medir mi propia estupidez – me vienen a la mente mil y una cosas que he aprendido, a lo largo de mi vida, de personas estúpidas. Con lo que la declaración – bonita y sincera – de Don Arturo…
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