Solamente hay dos días en la vida de todo ser humano que tienen menos de 24 horas.
Veinticuatro horas al día – ni una más.
Veinticuatro horas diarias es el tiempo que tenemos cada uno de nosotros para realizar todos los sueños, materializar nuestros proyectos, completar las acciones que buscamos, aprender las lecciones necesarias, compartir con los que amamos, buscar la belleza.
Solamente hay dos días en la vida de cada ser humano en que ese tiempo es menor: el día en que nace y el día en que muere.
¿Qué tanto tiempo de esas veinticuatro horas estás aprovechando para hacer algo que valga realmente la pena? Para ser feliz, para buscar la plenitud, para ayudar a los demás.
¿Qué tanto tiempo de esas veinticuatro horas estás desperdiciando?
Piénsalo durante las veinticuatro horas siguientes.
Veremos.
Texto y fotografía por Rogelio Rivera Melo.