El Reto de 30 días para julio de 2017 se llama Cine y Letras.
25 de Julio. La película de la lista es "2001, A Space Odissey", de Stanley Kubrick.
Eran los últimos años de la década de los ochenta. México salía de una devastadora crisis económica, estaba en recuperación de los traumas colectivos causados por un mortal terremoto en la capital, el huracán Gilberto, la explosión de San Juan, haber sido eliminados de la copa mundial…
A pesar de todo eso, teníamos una videocasetera en casa. Tenía diez o doce años cuando mi papá llevó la película, en formato Beta. Supongo que éramos afortunados.
La escena del monolito y los primates de Space Odissey causaron una gran impresión en mí. ¿Podría ser cierto que alguien más estuviera al pendiente de nosotros, como especie, ayudándonos a evolucionar? ¿Quién sería? ¿Algún dios altruista o alguna deidad que yendo a la escuela nos utiliza como experimento escolar?
En los sesenta de Kubrick había muchas esperanzas para el futuro. En los ochenta de López Portillo y De La Madrid, a los mexicanos ya nos las habían arrebatado.
El futuro de los noventa llegó con otra crisis, peor que la anterior. Y el nuevo milenio no arribó con una expedición tripulada a los confines del sistema solar, sino con dos viajes que terminaron incrustados en las torres gemelas de Nueva York.
En 2001 no encontramos la iluminación de una inteligencia superior, sino el odio del primate en contra de su congénere.
Ya pasaron otras dos décadas. ¿En el futuro las cosas serán mejores?
Quizá aquellos que experimentan con nosotros, o quienes nos cuidaban, simplemente se aburrieron, quizá la escuela cerró por vacaciones y el proyecto Planeta Tierra quedó abandonado en el laboratorio de ciencias.
¿Seremos capaces nosotros mismos de encontrar nuestro propio monolito de evolución? ¿O nos vamos a topar con la HAL 9000 que se de cuenta de lo peligroso que es el ser humano?
Veremos
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Texto por Rogelio Rivera Melo.
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