La operación de rescate se tuvo que cancelar por esta noche, pero espero que Hogan vuelva pronto a su hogar.
Volvía a casa después de haber ido a la tienda. En el trayecto me topé de frente con un par de niños y su madre. Los tres buscaban algo en el piso, ocupando la totalidad de la banqueta. Casi tuve que pasar sobre ellos.
"¿Pues en dónde se te cayó, chamaco?", exclamó la mujer con tono de desesperación.
"Por aquí, mamá. Por aquí debe estar", contestó el menor de los infantes.
La señora se apreciaba enfadada y lo confirmó con un "¡Ya vámonos!" iracundo. "Se nos va a hacer tarde", remató.
Levantando la mirada del suelo, comenzó a andar por el camino que yo había usado. Arrastró al pequeño en volandas y el otro la siguió con rostro desencajdo, perdiéndose los tres de vista en menos de diez segundos.
Seguí avanzando rumbo a casa, intrigado. ¿Qué habrían estado buscando? Pensé que nunca lo sabría.
A unos treinta metros del lugar en el que estaban afanados, encontré lo que (imagino) perdieron: un muñeco. Una figurita articulada de Hulk Hogan yacía en la acera.
La levanté y miré hacia dónde se había ido el trío, pero ya no estaban. Di la vuelta a la esquina pero no los alcancé. La mamá sí que tenía prisa.
Me devolví sobre mis pasos, pensando en que hacer con el pequeño luchador. Lo dejé en un árbol ubicado exactamente a la altura de dónde habían estado realizando su operación de rescate.
Quizá Hulk tendrá que pasar la noche de hoy sobre un árbol pero tal vez, con suerte, mañana se reanude la búsqueda.
Espero que Hogan vuelva pronto a su hogar.
Veremos.