Tra. Tra. Tra. Tra. Tra. Tra. Tra. Tra.
Esta madrugadora amiguita me despierta todas las mañanas con un concierto de golpes en la madera de la palma. A las cuatro de la mañana ya está trabajando con ahínco para sacar bichos del árbol.
Tra. Tra. Tra. Tra. Tra. Tra. Tra. Tra.
La he seguido desde hace una semana. Y también me puse a investigar. Hoy en día, aquel que no sabe algo es porque no le interesa.
Es una hembra de pájaro carpintero común, de la familia de los Piciformes.
El hueco que taladra frente a mi ventana no es un nido, es de donde se alimenta ella y sus polluelos. Las crías están en otro árbol, a una altura considerable – tres o cuatro metros sobre el suelo. Y es que hay muchos gatos y tlacuaches por aquí.
Come moscas. Aún se pueden ver las alas de los insectos que quedaron atoradas en los filamentos de la madera trozada por el fuerte pico del ave.
Es una trabajadora incansable. Se la pasa todo el día sacando bicharajos de los árboles cercanos. Siempre con su característico tra, tra, tra, tra.
Estoy buscando al macho. Debe estar por ahí. También lo escucho por las mañanas. El sonido que produce sobre la madera es mucho más fuerte. Y, según dicen, también es más colorido.
Veremos.