Texto y fotografía por Rogelio Rivera Melo.
La ciudad de San Francisco tiene uno de esos magníficos lugares que, de pronto, te toman por sorpresa. El jardín japonés Hagiwara es un remanso de paz, ideado para la relajación de quienes lo visitan.

Japanese Tea Garden, San Francisco, California.
Aunque la Pagoda que se encuentra en el Jardín es un altar budista construido para la Exposición Panamá-Pacífico de 1915, todo el espacio conocido como el Japanese Tea Garden fue ideado para la Exposición Internacional de California que se celebró en 1894.
De 1894 a 1941, la familia Hagiwara fue la propietaria y cuidadora del Jardín que hoy lleva su nombre. Cuando ambos países entran en conflicto, todos los habitantes de ascendencia japonesa que vivían en los Estados Unidos fueron desalojados de la Costa Oeste. Los Hagiwara perdieron la propiedad por orden del gobierno y fueron internados en campos de concentración ubicados en los estados centrales del país.
En la época de la posguerra, los Hagiwara ofrecieron su ayuda para el mantenimiento del jardín. En 1951 se firmó un tratado de paz entre Estados Unidos y Japón. Como acto de buena voluntad, los niños estudiantes del país asíatico pagaron con sus ahorros una enorme linterna de bronce que fue ofrecida para el Jardín Japonés de San Francisco. En ese año, se reintegra a los Hagiwara la posesión de la propiedad.
Cuando los habitantes asíaticos de la vibrante San Francisco buscan un espacio lleno de calma y tranquilidad, pueden acudir al Jardín Hagiwara…

Buda meditando.
La estatua de Buda en posición de meditación mantiene una posición central en el Jardín. En todo el entorno se funden las creencias budistas y shintoistas tradicionales en Japón.
Las linternas de piedra representan a los cinco elementos del budismo: tierra, agua, fuego, aire y los espíritus. Éstas se encuentran distribuidas por todo el Jardín para integrar todos los elementos y hallar el equilibrio para la paz mental y un mejor ambiente para la meditación.

El Puente de la Luna.
De acuerdo con el principio budista del wabi-sabi, todas las cosas bellas son imperfectas, irregulares y temporales. Esta máxima se encuentra representada a través de los caminos sinuosos, las subidas y las bajadas que desembocan en los cuerpos del agua que corre a través de todo el jardín.
Árboles Bonsai, un jardin de piedras, caminamientos de bambú, pagodas, altares a los espíritus, linternas, una bella casa de té atendida por la familia propietaria y paz… mucha paz… eso es lo que uno encuentra cuando llega al jardín Hagiwara del Golden Gate Park.
Definitivamente necesitamos algo así en cada gran urbe del mundo. En cada corazón.
Veremos.