Por Rogelio Rivera Melo.
Los icónicos tranvías de San Francisco funcionan desde 1907. Cada uno de estos viejos vehículos son jalados con un cable metálico que corre bajo tierra y que los arrastra hasta las estaciones finales a unos 15 kilómetros por hora.
Los pasajeros abordan y descienden del carro cuando el conductor activa los frenos en cada punto de parada. El operador debe utilizar un gancho de metal para cerciorarse que el cable bajo el carro de madera y hierro no se atore. Deben estar atentos al tráfico y a los movimientos del transporte.
Es complicado ser conductor de tranvía, pero no se compara a ser pasajero en una ciudad donde las rutas suben y bajan debido a las pendientes de las colinas en las que está construida. Si te subes a uno se ellos, será mejor que te agarres bien de donde puedas.
Como los mexicanos tenemos la habilidad innata de viajar en todo medio de transporte sin problema – tranvías de San Francisco incluidos – creo que sería más divertido si se pudiera descender las colinas de esta ciudad con los veloces carritos bajos que usábamos cuando éramos niños. Esos conocidos como "Avalanchas".
Sonrío nada más de imaginarlo. Espero que algún valiente lo intente alguna vez.
Mientras tanto… Veremos.