La Retórica de lo Trivial CXXIV Por Rogelio Rivera Melo
Si, lo sé. He sido un mal amigo. Muchas veces durante mi vida no he sabido dar aquello que los demás necesitaban justo en el momento en que más lo requerían. No quiero pretender algo que no soy, sino agradecer a quienes han sabido estar ahí cuando yo lo precisaba.
No quisiera hacer una lista de todas las personas a las que he querido y llamado amigo o amiga. Son muchos y no me podría permitir dejar a alguien de lado. Gente con la que he vivido tantas cosas – buenas y malas – y que por alguna razón u otra ya no compartimos lo mismo que sentimos cuando eramos amigos.
La vida es un eterno fluir y las personas que se encuentran a tu lado en determinado momento marcan tu existencia y son parte de tu experiencia. Y hoy quisiera agradecer a todos aquellos amigos y amigas que fueron parte de mi vida. ¿Quién sabe la razón por la que nos separamos de alguien? Quizá, en el tiempo que llamamos «vida», solamente debíamos compartir los momentos que nos hicieran crecer a ambos. No lo sé.
Pero de cualquier modo, sea como sea, les agradezco amigos, amigas, lectores, lectoras, por todos los recuerdos y momentos. También por las risas, los llantos, las llamadas, los mensajes, los regaños y los ánimos. Gracias a todos. Aunque estemos alejados, física o emocionalmente, los recuerdo con mucho amor. Les deseo lo mejor. Siempre.
Y hoy escribo a mis hijos un consejo sobre escoger bien en lo referente a sus amistades, porque esas compañías que elijan serán el ancla que evite que su barco vaya a la deriva en tiempos de tormenta y el viento que les ayudará a avanzar en los días soleados.
Rodéate de personas que te hagan feliz. Personas que te hagan reir y que te ayuden cuando lo necesites. Personas que jamás se aprovechen de ti. Personas que se interesen realmente por ti. Con ellas vale la pena caminar en el viaje de la vida. Las demás solamente atraviesan por tu sendero. Pero aunque haya gente que llegue y se vaya, no olvides dedicarle tu tiempo, tu atención y tu sonrisa. Aprende tú a ser la luz que ilumine su paso mientras cruzan tu camino.
¿Qué les dirías tú a tus hijos sobre la manera de escoger a sus amigos? Cuéntame. Quiero saber.
Veremos.
