La Teoría de la Cucaracha…

La Retórica de lo Trivial CVII Por Rogelio Rivera Melo

La Teoría de la Cucaracha…

Una noche, mientras cenaba en un restaurante, una cucaracha aterrizó de pronto sobre una mujer que también estaba ahí. Como es lógico, ella comenzó a gritar con horror. Con la tez desfigurada y con voz atorada en la garganta debido al miedo, comenzó a dar de saltos para quitarse al bicho de encima.

Su reacción fue contagiosa; varias personas presentes comenzaron a gritar con pánico. Todos los demás volteamos y buscamos el peligro. Finalmente, la mujer logró espantar al insecto, pero al golpearlo, la cucaracha cayó sobre el hombre que lo acompañaba. El drama continuó, ahora con el hombre como actor principal. El mesero se lanzó al rescate pero, en el forcejeo, la cucaracha aterrizó en su camisa.

El mesero se mantuvo impávido. Con compostura y dignidad observó el comportamiento del bicho sobre su pecho. Cuando vio la oportunidad, tomó al insecto con los dedos y lo lanzó fuera del restaurante.

Yo observaba fascinado la escena mientras bebía mi café. Los pensamientos llegaron y comenzaron a fluir varias ideas en mi mente. Las más intrigantes estaban relacionadas con el papel de la cucaracha en toda la situación. ¿En realidad el bicho fue el causante del comportamiento histérico de los humanos? Podríamos echar toda la culpa al insecto, pero entonces ¿porqué el mesero no se vio afectado? Manejó la situación casi a la perfección, sin añadir más caos al ya existente.

No fue la cucaracha, sino la falta de capacidad de las personas para enfrentarse a la situación lo que creó todo el desorden. Me di cuenta de que no son los gritos de mi jefe o de mi pareja lo que me molesta, sino la incapacidad de manejar la situación.

En otro ejemplo similar, pude observar que no es la congestión del tráfico lo que me molesta, sino mi falta de capacidad para enfrentarme a la molestia que representa el retraso y el tiempo perdido.

La reacción negativa a los problemas causan más caos que los propios problemas. Los clientes reaccionaron a la cucaracha. El mesero respondió al problema que ésta representaba.

«Reaccionar» ante un inconveniente o una molestia es algo instintivo. Darle una respuesta a un problema implica un pensamiento, una decisión, así como una acción justa y determinada para que la situación no se salga de las manos, para evitar que una relación se deteriore, para no tomar decisiones sumergidos en un ambiente de ira, ansiedad, estrés o apuro.

Así pasa en nuestra vida con las molestias que sentimos. Muchas veces transformamos esos «inconvenientes» en problemas. Al hacerlo, contagiamos a los otros con miedo y desesperación.

Si en lugar de reaccionar de manera instintiva y «primitiva» pusiéramos un poquito más de empeño en mantener la dignidad y la ecuanimidad, quizá responderíamos de manera más adecuada.

Al menos nos evitaríamos algunas escenas que – en retrospectiva – son bastante ridículas. Aunque acepto la máxima que reza: «Todos somos valientes hasta que la cucaracha vuela. Todos.»

Veremos.