Por Rogelio Rivera Melo

Primero, quiero establecer –y dejar bien en claro- que cuando inicié este blog me hice a la idea de no encasillarlo. De no poner límites a mis escritos y enfocarlos solamente hacía un puñado de tópicos. Es decir, trataré de escribir acerca de todas esas cosas que me resulten interesantes.
Debo confesar que no quisiera tocar el tema político en este espacio. Me declaro más bien un simple espectador amateur en las cuestiones políticas de mi país. Un villamelón, pues. Sobre todo últimamente donde el panorama de la política nacional se encuentra tan despejado como una fresca mañana de primavera en las Cumbres de Maltrata. Nebuloso e incierto.
Pero leyendo a Bertolt Brecht me encontré con una verdad lacerante… No quiero parecer egoísta, por eso la comparto con usted:
“… El peor analfabeto es el analfabeto político. No oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos. No sabe que el costo de la vida, el precio de los frijoles, del pan, de la harina, del vestido, del zapato y de los remedios, dependen de decisiones políticas. El analfabeto político es tan burro que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política. No sabe que de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado y el peor de todos los bandidos, que es el político corrupto, mequetrefe y lacayo de las empresas nacionales y multi-nacionales.”
Así que no quisiera dejar pasar la oportunidad de escribir acerca del encantador proceso electoral que vivimos en nuestro amado país. Mi perspectiva puede no ser la misma que la de usted – respetable e informada como la que más- pero pienso que juntos podemos crecer en nuestra apreciación conjunta.
Quizá se ría usted de mis opiniones, tal vez le parezcan infantiles y poco creíbles, o acaso las encuentre valiosas – o no. Pero permítame compartirle una experiencia que, a título personal, considero una de las más enriquecedoras de mi vida.
Cuando estudiaba en un Instituto Internacional –en un entorno multicultural, con personas de variadas religiones, diversas (y a veces opuestas) posturas políticas y aficiones a diferentes equipos de futbol- la única regla que el Instituto imponía a sus estudiantes era la siguiente:
“Aquí se puede hablar de todo, menos de religión, política y fútbol”.
Obviamente, no había un solo estudiante la cumpliera cabalmente. En algún momento los musulmanes expresaban sus puntos de vista sobre la falsedad de las doctrinas no-islámicas, los chinos sobre el capitalismo estadounidense, y todos sobre la supremacía de su “fútbol” sobre el de los demás. Pero estas expresiones se llevaban a cabo en un entorno de respeto y dignidad. Eso logró que aprendiéramos a escuchar. Y a debatir. Y a tratar de convencer a los demás.
Concluyo. Perdone mi presunción si intento escribir sobre temas políticos en este blog. Pero cuento con que comente y discuta mi punto de vista. No intento convencerlo sobre la veracidad de mi visión. Simplemente busco aportar – humildemente – algo sobre lo que podamos platicar en el taxi, con el taxista.
A ver que sale.
Veremos.
Completamente de acuerdo contigo, somos animales políticos por naturaleza, así es que ignorarla, es ignorarnos, nadie es tan ajeno a ella que no sea víctima o participe, nuestra labor es informarnos de las propuestas y después exigir el cumplimiento de las mismas, mira si el SME, logra acuerdos organizándose, imaginate si la sociedad se organiza, lo que conseguiría?
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