Por Karina Suárez
«Café con mi amigo imaginario» III.
Walt Disney decía que si puedes soñar algo, puedes hacerlo. Pero el secreto del éxito está en la segunda parte de la ecuación: Hacer. No es suficiente quedarnos en la etapa de la ilusión y el deseo. Hay que trabajar para que eso que buscamos se haga realidad.
12 uvas que cambiarán tu vida.
Si crees lo suficiente en algo – por imposible que parezca – es posible que suceda. Muchas veces lo más difícil por hacer es creer que lo fantástico puede ser realidad. Esa creencia es la que te hace seguir adelante, la que te hace alcanzar lo que tú quieres. “Creer” y “avanzar” son dos palabras que se convierten en etapas básicas para “llegar” y “lograr”.
¿Cómo vas en el camino? ¿Recuerdas cuándo lo iniciaste? Permíteme recordarte que algunos años atrás, al nacer y gracias a tus más primitivos impulsos de supervivencia, lograste la transición de la oscuridad a la luz. Empezaste a respirar por tu cuenta. En esos momentos, cuando eras un ser tan pequeño, indefenso en apariencia, comenzaste el camino con tu fuerza propia, con tu impulso, con tu acción, al menos para tomar tu primer aliento de vida. Ese fue el primer esfuerzo autónomo que hiciste en el mundo en el que ahora estamos. Ya te habrás dado cuenta que, como al principio de tu vida, toda transición necesita un esfuerzo de tu parte.
Sin duda, el período final de cada año es un tiempo de transición: se busca cerrar etapas y se intenta abrir otras. Es un momento en el que las personas se comienzan a preguntar – como cada doce meses – en qué etapa del camino se encuentran.
Es un fenómeno social interesante y curioso ya que se puede observar un contagio entre las multitudes donde las despedidas y las bienvenidas se llenan de deseos fundados en metas y proyectos renovados. Personas llenas de entusiasmo, de emoción y euforia unificadas en un ímpetu por renacer y mejorar. Personas que comienzan a buscar un propósito – o varios – para cambiar algo en su vida.
Los “rituales para la transformación” abundan y se convierten en una serie acciones especiales que responden a un deseo de obtener algo bueno y perder algo malo (en todas sus modalidades). Casi siempre estos ritos están plagados de un común denominador: el deseo mágico. La magia debe hacer su trabajo. Que el mundo siga moviéndose pero que el Ser mejore en su permanente inmovilidad.
Cuando iniciaste el camino en esta vida, necesitabas protección y cuidados básicos para sobrevivir. Dependías de otros para casi todo. ¿Te has dado cuenta que mucha gente aún sigue dependiendo de otros durante su vida? Esa es una realidad. Si no se supera, la dependencia inicial en tu vida se convierte en una necesidad en cada cambio que atravieses.
La dependencia a la que nos acostumbramos en las primeras etapas de nuestra existencia, se puede convertir en una tentación para no avanzar más de manera autónoma, en una invitación para estacionarse en el camino y para comenzar a vivir en una mentira en la que hadas y genios cumplen todos nuestros deseos. Muchas personas dependen de la magia para cambiar. Pero las hadas y los genios no existen.
Veamos. Uno de los rituales más significativos para todos en este país es el de Despedida del Año Viejo y Bienvenida al Año Nuevo. En él se utilizan doce uvas como símbolo de cada uno de los meses. El sonar de las campanadas se convierte en una especie de apertura de la puerta a la dimensión del cambio ante una ilusión e idealización.
Cada uva simboliza un propósito determinado, razonado y en el que se depositan todas las expectativas. Debemos consumir las frutillas antes que terminen de sonar las campanas. Y pensamos que es suficiente. ¿Lo es?
Todos adultos estamos dotados de la inteligencia y fuerza necesarias para que a través de la acción alcancemos lo que necesitamos. Esta es la base de la autonomía. Pero al permitirnos entrar en el terreno de una fantasía idealizada (una dependencia en la magia – o en otras personas), esas necesidades pocas veces se ven alcanzadas. Las hadas y genios (a veces en forma de personas como parejas, hijos, padres, amigos) no cumplen nuestras expectativas y las ilusiones de cambio se convierten en fantasías. Propósitos diluidos en imaginación y esperanza.
Si ignoramos nuestro propio potencial y depositamos nuestros anhelos en rituales mágicos, nos enfrentamos a una realidad donde la uva solamente es parte del deseo. Y donde la complitud del cambio depende del movimiento y del uso de la propia autonomía.
Mi sugerencia para cumplir los propósitos que te hagas este fin de año es desechar la fantasía (dependencia) en donde la magia es determinada por algo externo a ti (hadas y genios). Sustitúyela por una realidad en donde la magia esté dentro de ti. Renuncia a ese anhelo regresivo de otorgarle la responsabilidad de tu vida a algo o a alguien más y asúmela tú mismo. Recuerda que esa etapa de necesidades básicas donde necesitabas de alguien más para sobrevivir YA PASÓ. Amiga, puedes respirar por ti misma. Amigo, puedes andar tu propio camino. Es cuestión de atreverse.
Desear es algo maravilloso e imaginar es un regalo de nuestra mente creativa, sin embargo existe una línea muy delgada entre “pedir un deseo” y “pedirte un deseo”.
La verdadera magia está en ti: todas la cualidades de inteligencia, vitalidad, belleza, gozo, amor, paz y poder. Es tu elección darles forma. Tu decisión. Tuya. De nadie más.
Así que te dejo una lista de propósitos que puedes utilizar como ejemplo para trabajar en tu autonomía; tus doce latidos en tus doce estaciones.
12 uvas en 12 campanadas, 12 propósitos en 12 latidos:
1ª uva. Propósito: Recordar la primera vez que respiré por mí mismo para vivir la vida a través de la vida y así vencer mi miedo al no puedo, al no soy capaz y a la transformación.
2ª Uva. Propósito: Reconectarme con mi ingenuidad y confiar en lo necesario para iniciar el camino para alcanzar mis metas.
3ª Uva. Propósito: Reencontrar mi chispa creativa, creando y disfrutando cada cosa que pienso, siento y hago venciendo la monotonía y la apatía.
3ª Uva. Propósito: Encarar y confrontar mis viejas creencias limitantes y modificarlas hacia el cambio.
4ª Uva. Propósito: Protegerme y rescatarme (YO) cuando necesite de mí mismo, sin depender de los demás.
5ª Uva. Propósito: Arriesgarme para buscar y abrir caminos.
6ª Uva. Propósito: Dar muerte a aquello que en mi vida caducó y nutrir aquello que está en espera para florecer.
7ª Uva. Propósito: Reconocer mi propia capacidad y fuerza ante las adversidades y hacerme consciente de ellas.
8ª Uva. Propósito: Cuestionar lo establecido.
9ª Uva. Propósito: Cortar las cadenas del pasado y crear un nuevo futuro.
10ª Uva. Propósito: Aprender de la experiencia de otros y formar mi propia sabiduría para transmitirla a los demás.
11ª Uva. Propósito: Tender la mano a otros.
12ª Uva. Propósito: Recordar que hoy respiro, camino y me muevo hacia mis objetivos.
Los anteriores son propósitos que no se constriñen al último momento de cada año. Dedícales un tiempo al final de cada día. Doce latidos cada noche. Y verás que la magia más poderosa del universo comienza a actuar: la magia que tú ejerces sobre tu vida.
Lectores y lectoras de Heroísmo Agonizante 101, les deseo un fin de año digno de su magia, pero sobre todo, espero que sea el inicio de un ciclo nuevo, un ciclo de grandeza y felicidad para cada uno de ustedes. Nos vemos el año que viene. Los quiero.
Karina Suárez.
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Hagamos la prueba, lector, lectora, dejemos que nuestras intenciones sean el comienzo para que nuestras acciones hagan la magia. El primer paso es el más difícil. Es todo un reto, pero intentarlo desencadenará cosas buenas, ¿no creen?
Veremos.
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Si tú, lector, lectora, tienes alguna sugerencia, duda, pregunta, comentario o situación sobre la que quisieras que Karina escriba, (recuerden que es especialista en temas de salud e higiene mental) puedes enviarla a heroismoagonizante101@gmail.com – Siéntanse en confianza de proponer temas, expresar inquietudes y hacer preguntas, muchas preguntas. Ya saben que para eso estamos. Garantizamos el anonimato de quienes lo soliciten. Esperamos tus correos.
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