Por siglos, todos los días de Corpus Christi, las iglesias mexicanas se han llenado de mulas. Y uno debe felicitarlas.

La mulita de Corpus.
La tradición católica dicta que sesenta días después de la resurrección de Cristo, se celebra el día del cuerpo del mesías resucitado… Corpus Christi en latín.
Pero el origen mexicano de esta celebración ,en la que las iglesias se llenan de niños vestidos con atuendos tradicionales, se remonta a 1526. En ese año los conquistadores españoles instauraron las procesiones que salían desde los pueblos cercanos a la capital para llegar a la catedral metropolitana.
Para llevar a cabo la travesía, los campesinos cargaban a sus mulas con las cosechas, y aprovechando el viaje, pedían al cardenal que «les diera la bendición», tanto a los animales como a las mercancías. Y es por eso que a la celebración también se le conoce como el Día de las Mulas.
Actualmente, del ganado equino en las iglesias solamente quedan las representaciones en miniatura, hechas artesanalmente con hojas de maíz, madera y papel de china, las llamadas mulitas de Corpus.
Pero aunque ya no se ven mulas de cuatro patas en las iglesias, en México seguimos felicitando – afectuosamente, claro – a las otras… a esos animales necios que conviven con nosotros todos los días en nuestro amado país.
Que no se diga que en Heroísmo Agonizante 101 no se siguen las tradiciones:
¡Felicidades, mulas!
A mi ya me felicitaron. ¿Y a usted?
Veremos.