Érase una vez una poderosa reina…

En sus buenos tiempos, ella era la monarca absoluta. Nadie había por sobre ella.
Dirigía la política del reino desde la sombra del rey. Dominaba el mundo con su corte y sus ejércitos. Su voluntad era alfa y omega.
Pero el tiempo pasa. La vida pasa. Todo pasa.
¿Qué fue de aquella emperatriz de hierro? ¿En qué terminó su historia?
La única certeza es todo poder es efímero. Todo lo que empieza, acaba. Y nada en este mundo es para siempre.
Veremos.
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Texto y foto : Rogelio Rivera Melo
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