De las enseñanzas que me dejó 2019, en febrero aprendí que no se puede exigir nada a nadie.

Lo que voy a escribir a continuación va a molestar a varios, pero se tiene que decir.
Uno no puede exigir nada – ni respeto, ni amor, ni confianza, ni compromiso, ni compañerismo, ni dinero, ni trabajo – a nadie – ni a los dioses, los padres, los hijos, el gobierno, los amores, los amigos. A nadie.
Lo repito : No se puede exigir nada a nadie.
Como seres humanos podemos engañarnos tratando de encontrar una manera de imaginar que el universo conspira a nuestro favor para que las cosas salgan como nosotros queremos.
No es así.
Todo lo que deseas, todo lo que quieras, tienes que ganarlo. Tienes que luchar por ello. Y no va a ser fácil.
Y aunque pudiera parecer triste, eso de tener que pelear por lo que quieres, los humanos tenemos una gran ventaja sobre las circunstancias : nuestra capacidad de aprendizaje.
Podemos aprender a luchar. Y podemos decidir qué peleas hay que pelear.
Deja atrás las excusas y los pretextos para hacer las cosas. Lo que quieres está ahí. Ve por ello. Puede ser tuyo si te decides. Oportunidades hay de sobra.
¿Ya decidiste por qué es lo que vas a pelear a partir de hoy? No esperes al próximo año, al próximo lunes, a la próxima quincena.
Acepta tus limitaciones y supéralas. Acepta los retos y véncelos. Acepta que vas a ganar y a perder, pero no dejes de luchar por lo que quieres.
Veremos.
* * * * *
Texto y fotos : Rogelio Rivera Melo.
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