La niña de las grullas de origami.

Si doblas 1,000 grullas de papel, se te cumplirá cualquier deseo que pidas.

Sadao Sasako estaba en Hiroshima el 6 de agosto de 1945. Tenía dos años de edad.

Aunque sobrevivió a la explosión del primer ataque con una bomba atómica de la historia, su salud se vio afectada por los efectos de la radiación.

En 1954 se le diagnosticó leucemia y su esperanza de vida no era mayor a un año.

Mientras estaba en el hospital bajo tratamiento, recordó la vieja leyenda japonesa que dice que si doblas un millar de grullas de origami, cualquier cosa que desees se volverá realidad.

Sadao deseaba vivir. Así que comenzó a doblar una grulla tras otra.

Debido a la escasez de papel, tuvo que utilizar cualquier material disponible para realizar su tarea. Conseguía envoltorios de medicamentos y cualquier papel que sus compañeras de colegio pudieran conseguirle y llevarle al hospital.

Sadao murió en octubre de 1955. Antes de su muerte logró doblar más de mil cuatrocientas pequeñas grullas.

Su legado comenzó a expandirse entre sus amigos y otros hibakushas – sobrevivientes de la bomba.

Al morir Sadao, se levantó una estatua en el Memorial de la Bomba Atómica en Hiroshima, conocido como el Parque de la Paz.

Las Grullas de Sadao Sasako se convirtieron en un símbolo en contra de la proliferación atómica y aún hoy son veneradas en la ciudad natal de Sadao como un recordatorio de lo ocurrido y una plegaria para que no vuelva a suceder.

La guerra es el infierno en la tierra. Rogamos que no vuelva a pasar algo así.

Veremos.

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Texto y fotos : Rogelio Rivera Melo.

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