Cuando llega diciembre, es momento de montar el arbolito navideño. Aunque hay quienes lo hacen desde mediados de noviembre, porque la tradición es la tradición.
A los mexicanos nos encanta la pachanga. Fin. Y una de las mejores características de nuestra idiosincrasia es el eclecticismo. O sea, podemos hacer coincidir las festividades de cuarenta y ocho diferentes culturas sobre una misma fecha sin problema alguno. Y estoy convencido de que si llegaran los extraterrestres con una nueva tradición que implique una fiesta, la adoptaríamos sin miramientos.
Por ejemplo, en 1864, los mexicanos festejaban las navidades según la tradición cristiana española. Pero en ese año, el gobernante en turno, un güerito llamado Fernando Maximiliano y su esposa Carlota trajeron de Europa una tradición austríaca: un pinito verde adornado con listones, campanas, velas y la «estrella de Belén».
El Castillo Imperial de Miravalle (Chapultepec) lució, en diciembre de ese 1864, el primer árbol de Navidad que se instaló en territorio mexicano.
Debido a la guerra de mexicanos contra los invasores europeos, la tradición de poner un arbolito en la sala de la casa no se vio tan arraigada. Uno se preocupaba por no terminar colgado de un árbol.
Pero al terminar el Segundo Imperio, el general Miguel Negrete, uno de los compinches liberales de Benito Juárez, quiso ponerse a la vanguardia en cuestión de modas y en 1867 ordenó que se pusiera en su casa un pino «de Cristo» adornado de acuerdo a la más alta alcurnia europea. Añadiendo, además, un jacalito con la representación en miniatura de «La Natividad de Cristo» debajo del árbol. El famoso nacimiento mexicano.
A partir de ese año, para ponerse «a la moda», los mexicanos adinerados (que durante el Porfiriato comenzarían a aceptar y adoptar las tradiciones culturales de Europa) siguieron con la costumbre de adornar la sala con pinitos de Amecameca.
Hoy casi todos los mexicanos tenemos un árbol de navidad. Una costumbre que habría que agradecer a un emperador austriaco fallido y a un militar con amplia visión del mundo.
¿Ustedes ya pusieron su arbolito navideño?
Nosotros ya. Con nacimiento, esferas y estrella. Sólo faltan los regalos. Dicen que para esos hay que portarse bien. Y de eso no estamos muy seguros.
Veremos.
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Texto por Rogelio Rivera Melo.
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