Y la vida siguió, como siguen las cosas que no tienen mucho sentido…
El reto de noviembre es “30 días sin redes sociales“. Un mes para mantenerse sin Twitter, Facebook y Instagram. No Linkedin. Esas son las redes que utilizo.
La situación del 3 de noviembre:
No sé que pasa en el mundo.
Me acabo de dar cuenta de lo dependiente que uno se vuelve de las redes sociales – al menos Twitter y Facebook – para saber los acontecimientos de allá afuera. Al no entrar a las redes no sé que está sucediendo. Y eso me causa gran ansiedad. ¿O será una justificación que mi mente está orquestando para entrar a las redes sociales? Quizá, pero me resistí.
Encontré dos alternativas:
La primera fue encender la televisión en un canal nacional de noticias, pero después de tres horas, te das cuenta de que repiten exactamente lo mismo en cada segmento, solamente cambia el vocero. No.
La segunda – adoptada después de la cuarta hora de escuchar la televisión – fue encender el radio – del teléfono celular, obviamente – en la estación local.
Fue divertido. Hasta que me enteré que en la Avenida «Miguel Hidalgo» en su cruce con la Calle 3/a Sur (¿habían notado que todas las comunidades de México tienen una avenida «Miguel Hidalgo»? Supongo que también hay una «Benito Juárez» y una «16 de Septiembre») estaba descompuesto el semáforo y había caos vial por esa razón. No. No soporté lo local de las noticias de la estación local.
Además no es lo mismo escuchar los comentarios y análisis que los locutores y presentadores hacen de las noticias, cuando ustedes hacen las mejores disertaciones sobre cualquier tema… desde lo malo que fue el corto de Frozen en Coco, hasta lo peligroso que es Kim Jong Un y lo pendejo que son Trump y Peña Nieto.
Sí, los extraño. Y extraño leerlos en las redes sociales.
Después de hartarme de la retahíla de noticias televisivas que saturan tu mente ad nauseam y de mi poca paciencia para lidiar con los aspectos menos globalizados del planeta como los descuentos en alimentos de ganado y las fechas para el concierto de La Arrolladora, decidí entrar a youtube (ya sé… youtube es una red social, pero no está incluida dentro dentro del reto).
Fue un día raro. Pero fue un día bueno.
¿Qué hice hoy con el tiempo que me resta por no entrar a las redes sociales? Bueno, aparte de realizar las actividades laborales que me atan de manera contractual, también pude escribir un cuento sobre el día de muertos, dediqué un par de horas a un proyecto artístico que tenía atrasado, edité un albúm de fotos viejas (que malas fotos tomaba hace tres años, por cierto) y escuché por primera vez a Huun-Huur-Tu, un grupo musical originario de Tuvá, una república rusa situada al sur de Siberia, en la frontera noroeste con Mongolia.
Así.
Ya sólo faltan 27 días.
Veremos.
* * * * * * *
Foto y texto por Rogelio Rivera Melo.
Se le extraña.
Ahora leo su blog en serio.
Melva
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Melva… Yo también los extraño. Sin embargo este ejercicio ha resultado ser un gran reto y una gran enseñanza. Y apenas van tres días. Creo que los resultados serán enormes. Veremos.
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